No sé dónde le habré leído yo a Carlos Pumares la sempiterna declaración de que el siglo XXI no puede ni compararse con el siglo XX en cuanto a grandes películas, especialmente en el cine norteamericano (que es el que de verdad le importa al 95% de la gente, para su desgracia). Sea como fuere, es una de esas ideas (nunca argumentaciones) contra las que me rebelo de forma natural y que enseguida intento refutar desde mis artículos, porque no me gustan los lugares comunes ni los argumentos ad hominem. Ya debería estar acostumbrado, después de haber escrito, codo con codo, en algunos de esos blogs nutridos de chavales de cuarenta años que jamás debieron ponerse a juntar letras, pero hay cosas a las que uno nunca se acostumbra y contra las que siempre va a luchar, porque quizá está en mi constitución ser un insurrecto.
Más allá de que no llevemos ni dos décadas cumplidas de este siglo, yo diría que es más bien al revés, que el siglo XX empieza a palidecer, en muchos aspectos, respecto al siglo XXI. Y esto puede parecer escandaloso, pero es lo que pienso. Y por supuesto que en el XX tenemos los inicios del cine con las dos décadas de cine mudo, que fueron las que lo inventaron todo. Y por supuesto que hay grandísimos maestros del XX que deben catalogarse de pioneros, al abrir los caminos por los que transitamos hoy en día. Pero esa idea de que el cine empezó muy bien y que a finales de la pasada centuria ha ido degradándose es, más que peligrosa, ridícula, por cuanto si de verdad el cine es un arte, ha de ir evolucionando, desarrollándose y llegando cada vez más lejos en su forma. Y es que yo creo que para muchos eso de que el siglo XX, y concretamente las décadas de los 30, 40 y 50 fueron lo más grande que nunca hubo y que nunca podrá haber, se sustenta en ideas como poco cuestionables.
Una de esas ideas consiste en que gente como John Ford, o Alfred Hitchcock, o Howard Hawks, u otros de ese estilo, hicieron muchas más películas, y muchas más obras maestras, que ningún otro director de la actualidad, a lo que puede oponerse que hacer películas antes era mucho más rápido y mucho más fácil que ahora. Ahora las películas cuestan más dinero y llevan más tiempo en su elaboración. Añadiría que porque ahora las películas se hacen técnicamente mucho mejor que antes, aunque puede que esta afirmación lleve a equívocos. Pero es cierto: ahora se cuidan mucho más aspectos como el diseño de sonido o el montaje de lo que se hacía en los años treinta o cuarenta, décadas en las que las películas, incluso las de los grandes cineastas de la época, se hacían bajo el ala de los grandes estudios, que las producían en cadena.
Y no hay que pasar por alto que inventarse un modo de hacer películas, aunque es algo que tiene un enorme valor, es mucho más fácil que seguir haciendo películas. Dicho de otro modo, cada vez es más difícil seguir haciendo películas, o seguir escribiendo libros. Esto es un hecho. No es lo mismo vivir en 1933 y contar historias con imágenes, que vivir en 2013, con toda la historia del cine detrás, con el espectador mucho más preparado y con los ojos mucho más sabios (salvo en el caso de la mayoría de los críticos y pseudo-críticos que escriben por ahí…), y seguir contando historias con imágenes. A veces la historia, más que inspirarte y ayudarte, juega en tu contra.
Pero el cine sigue vivo, muy vivo. Y va a seguir estándolo por mucho que tanta gente quiera matarlo (al igual que sucede con la novela). Y va a seguir siendo, mucho más que los videojuegos, testigo y escriba de su tiempo. Seguir insistiendo a estas alturas en que nunca podrá haber nada como lo que ya hubo, es tapar el sol con un dedo, cegarse a una nostalgia impostada, y negarse a ver lo que hay con ojos libres de prejuicios.
En esta esquina del ring…
Supuestamente nunca habrá otro director como John Ford, y nunca se escribirán más diálogos como los de Billy Wilder y Ernst Lubitsch, y nunca podrá haber actores como John Wayne, Henry Fonda, Katherine Hepburn o Bette Davis. Bueno, es una idea respetable. Yo tengo otras. Ya he dicho muchas veces, y supongo que seguiré diciéndolo durante mucho tiempo, que el cine empezó a ser autónomo de otras artes como el teatro o la literatura a partir de los años sesenta, y que eso fraguó en la década de los setenta, probablemente la mejor década que ha existido hasta ahora en el cine americano. Sí, Groucho Marx tenía diálogos de un ingenio arrollador, pero no creo que los de la serie House le anden muy a la zaga. Sí, los diálogos de ‘1, 2, 3’ de Billy Wilder iban a toda pastilla y eran algo increíble, pero no creo que a su lado los de ‘La red social’ o los de alguna película de Tarantino, palidezcan en absoluto.
Es imposible imaginar a un actor de los años treinta y cuarenta trabajando hoy, como es imposible que el cine continúe siendo un plano fijo delante de tres actores con una pared detrás. Eso se acabó, por suerte, y ahora el cine es un medio más apto para narrar historias con imágenes. John Ford era un narrador excepcional, pero sus películas se veían muchas veces afectadísimas por una dirección de actores increíblemente teatral, que hoy día no se sostendría. Y eso pasa con el 95% de los directores norteamericanos, no así con los europeos. Pocas cosas existen más auténticas, más actuales, que ‘Viridiana’ o ‘Gritos y susurros’. Viéndolas, no parece que hayan pasado cincuenta o sesenta años desde que las hicieron, sino que son de ahora mismo. No hay teatralidad, sino naturalidad, verdad. A eso es a lo que debe aspirar el arte, creo yo.
Y dentro de que es increíblemente injusto comparar dos únicas décadas con un siglo por entero, no me importa afirmar que pese a que el cine (norteamericano, y del resto del mundo) sigue vendiendo mucha basura con la que convencer a la gente de ir al cine, ha logrado en estas dos últimas décadas un grupo de obras maestras que pueden rivalizar, sin ningún problema, con las más grandes del siglo pasado, y un buen puñado de películas notables que a muchos grandes directores del XX les habría encantado dirigir. Así que voy a echar un vistazo a esa lista de lo mejor de cada año que confeccioné hace algunos meses, y sin hacer uso de todos los títulos, voy primero a dejar una lista de películas notables, muchas de ellas rozando la maestría, estrenadas en lo que llevamos de siglo:
Chicken Run, de NIck Park y Peter Lord (2000)
Crouching Tiger, Hidden Dragon, de Ang Lee (2000)
Quills, de Philip Kaufman (2000)
In the Mood for Love, de Wong Kar-Wai (2000)
Código desconocido, de Michael Haneke (2000)
Unbreakable, de M. Night Shyamalan (2000)
Training Day, de Antoine Fuqua (2001)
La pianista, de Michael Haneke (2001)
En la habitación, de Todd Field (2001)
Monster’s Ball, de Marc Forster (2001)
En tierra de nadie, de Danis Tanovic (2001)
Shrek, de Andrew Adamson y Vicky Jenson (2001)
Ciudad de dios, de Fernando Meirelles (2002)
Catch Me If You Can, de Steven Spielberg (2002)
Punch-Drunk Love, de Paul Thomas Anderson (2002)
Un hombre sin pasado, de Aki Kaurismaki (2002)
Bloody Sunday, de Paul Greengrass (2002)
Far From Heaven, de Todd Haynes (2002)
La caja 507, de Enrique Urbizu (2002)
Mystic River, de Clint Eastwood (2003)
Kill Bill Vol. 1, de Quentin Tarantino (2003)
Finding Nemo, de Andrew Stanton y Lee Unkrich (2003)
21 Grams, de Alejandro Glez-Iñárritu (2003)
Dogville, de Lars Von Trier (2003)
Memories of Murder, de Boong Joo-Hoo (2003)
Te doy mis ojos, de Icíar Bollaín (2003)
Primavera, verano, otoño, invierno…y primavera, de Kim Ki-Duk (2003)
Bienvenidos a Belleville, de Sylvain Chomet (2003)
La vida mancha, de Enrique Urbizu (2003)
Oldboy, de Park Chan-Wook (2003)
Kill Bill Vol. 2, de Quentin Tarantino (2004)
2046, de Wong Kar-Wai (2004)
Sideways, de Alexander Payne (2004)
A Series of Unfortunate Events, de Brad Silberling (2004)
The Incredibles, de Brad Bird (2004)
El hundimiento, de Oliver Hirschbiegel (2004)
Before Sunset, de Richard Linklater (2004)
La casa de las dagas voladoras, de Zhang Yimou (2004)
Alejandro Magno, de Oliver Stone (2004)
A History of Violence, de David Cronenberg (2005)
Munich, de Steven Spielberg (2005)
Caché, de Michael Haneke (2005)
The Constant Gardener, de Fernando Meirelles (2005)
Last Days, de Gus Van Sant (2005)
The Three Burials of Melquiades Estrada, de Tommy Lee-Jones (2005)
Little Children, de Todd Field (2006)
Babel, de Alejandro Glez-Iñárritu (2006)
A Scanner Darkly, de Richard Linklater (2006)
La vida de los otros, de Florian Henckel von Donnersmarck (2006)
The Black Book, de Paul Verhoeven (2006)
The Last King of Scotland, de Kevin McDonald (2006)
The Departed, de Martin Scorsese (2006)
No Country for Old Men, de los hermanos Coen (2007)
Zodiac, de David Fincher (2007)
La escafandra y la mariposa, de Julian Schnabel (2007)
The Assasination of Jesse James by the Coward Robert Ford, de Andrew Dominik (2007)
Funny Games, de Michael Haneke (2007)
Entre les murs, de Laurent Cantet (2008)
Hunger, de Steve McQueen (2008)
Wall-E, de Andrew Stanton (2008)
The Dark Knight, de Christopher Nolan (2008)
Burn After Reading, de los hermanos Coen (2008)
The Curious Case of Benjamin Button, de David Fincher (2008)
Miel, de Semith Kaplanoglu (2008)
Man on Wire, de James Marsh (2008)
El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella (2009)
The Hurt Locker, de Kathryn Bigelow (2009)
Avatar, de James Cameron (2009)
Inglourious Basterds, de Quentin Tarantino (2009)
Up, de Pete Docter y Bob Peterson (2009)
A Serious Man, de los hermanos Coen (2009)
Un prophete, de Jacques Audiard (2009)
La cinta blanca, de Michael Haneke (2009)
Fantastic Mr. Fox, de Wes Anderson (2009)
Coraline, de Henry Selick (2009)
The Social Network, de David Fincher (2010)
Buried, de Rodrigo Cortés (2010)
Winter’s Bone, de Debra Granik (2010)
Tangled, de Byron Howard y Nathan Greno (2010)
Toy Story 3, de Lee Unkrich (2010)
Aninal Kingdom, de David Michod (2010)
Amor bajo el espino blanco, de Zhang Yimou (2010)
Nader y Simin, de Asghar Farhadi (2011)
Ghost Protocol, de Brad Bird (2011)
No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu (2011)
The Tree of Life, de Terrence Malick (2011)
Rango, de Gore Verbinski (2011)
Shame, de Steve McQueen (2011)
Samsara, de Ron Fricke (2011)
Holy Motors, de Leos Carax (2012)
Life of Pi, de Ang lee (2012)
Mud, de Jeff Nichols (2012)
Django Unchained, de Quentin Tarantino (2012)
Lincoln, de Steven Spielberg (2012)
Gravity, de Alfonso Cuarón (2013)
Before Midnight, de Richard Linklater (2013)
Prisoners, de Denis Villeneuve (2013)
Blue Jasmine, de Woody Allen (2013)
Locke, de Steven Knight (2013)
Inside Llewyn Davis, de los hermanos Coen (2013)
Only Lovers Left Alive, de Jim Jarmusch (2013)
Nymphomaniac, de Lars Von Trier (2013)
Ida, de Pawel Pawlikowski (2013)
Guardians of the Galaxy, de James Gunn (2014)
Birdman, de Alejandro Glez-Iñárritu (2014)
The Lego Movie, de Phil Lord y Christopher Miller (2014)
Leviatán, de Andréi Zviáguintsev (2014)
A Most Wanted Men, de Anton Corbijn (2014)
Sueño de invierno, de Nuri Bilg-Ceylan (2014)
Mad Max: Fury Road, de George Miller (2015)
El hijo de Saúl, de Lázsló Nemes (2015)
Carol, de Todd Haynes (2015)
Room, de Lenny Abrahamson (2015)
Trumbo, de Jay Roach (2015)
Arrival, de Denis Villeneuve (2016)
Kubo and the Two Strings, de Travis Knight (2016)
Hell or High Water, de David McKenzie (2016)
Paterson, de Jim Jarmusch (2016)
Captain Fantastic, de Matt Ross (2016)
Manchester by the Sea, de Kenneth Lonergan (2016)
Get Out, de Jordan Peele (2017)
Phantom Thread, de Paul Thomas Anderson (2017)
Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, de Martin McDonagh (2017)
You Were Never Really Here, de Lynne Ramsay (2017)
Si no me fallan las cuentas, son ciento veinte tres largometrajes (no he incluido documentales…), los que podríamos considerar como de cuatro estrellas (es decir grandes, notables) realizados en las últimas dos décadas, y es muy probable que me haya dejado unos cuantos en el tintero. Puede que haya quien piense que alguna de estas películas no se merece esta alta consideración, pero a mí no me va a convencer de ello. Todas estas películas son magníficas, por su guión, por su realización, por sus actores.
Pasemos a las obras maestras, las películas inclasificables, las enormes, las gigantescas:
Dancer in the Dark, de Lars Von Trier (2000)
Amores perros, de Alejandro Glez-Iñárritu (2000)
El viaje de Chihiro, de Hayao Miyazaki (2001)
El pianista, de Roman Polanski (2002)
Gangs of New York, de Martin Scorsese (2002)
Hero, de Zhang Yimou (2002)
Elephant, de Gus Van Sant (2003)
Eternal Sunshine of the Spotless Mind, de Michel Gondry (2004)
The Aviator, de Martin Scorsese (2004)
The New World, de Terrence Malick (2005)
Brokeback Mountain, de Ang Lee (2005)
Children of Men, de Alfonso Cuarón (2005)
INLAND EMPIRE, de David Lynch (2006)
There Will Be Blood, de Paul Thomas Anderson (2007)
The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford, de Andrew Dominik (2007)
Paranoid Park, de Gus Van Sant (2007)
I’m not There, de Todd Haynes (2007)
In Bruges, de Martin McDonagh (2008)
Anticristo, de Lars Von Trier (2009)
Ponyo, de Hayao Miyazaki (2009)
El ilusionista, de Sylvain Chomet (2010)
The Girl With the Dragon Tattoo, de David Fincher (2011)
Melancolía, de Lars Von Trier (2011)
Amour, de Michael Haneke (2012)
The Master, de Paul Thomas Anderson (2012)
La vida de Adele, de Abdellatif Kechiche (2013)
Wolf of Wall Street, de Martin Scorsese (2013)
Gone Girl, de David Fincher (2014)
Boyhood, de Richard Linklater (2014)
Silence, de Martin Scorsese (2016)
Nada menos que veintinueve películas extraordinarias, que en mi opinión (y por eso la mayoría son obras maestras) pueden competir (si competir se le puede llamar) con las más grandes del pasado siglo. Dudo mucho que John Ford jamás hubiera podido hacer algo de la delicadeza y profundidad humana de ‘Brokeback Mountain’, y mucho menos con esos actores tan naturales. Así mismo, dudo mucho que aunque hubiera vivido cien años más, Hitchcock hubiera podido hacer algo tan perfecto como ‘Gone Girl’. Ellos plantaron las semillas, pero los frutos los han recogido otros. Así funciona esto. Y si en el futuro sigue vivo, las semillas de los de ahora las recogerán las del futuro.
7 respuestas a “Siglo XX vs. Siglo XXI”
Estoy muy de acuerdo contigo con tu sugestivo artículo, Adrián. La evolución del cine como arte parece ser inexorable, gracias a Dios.
Tengo curiosidad por conocer tu opinión sobre la última película de Tarantino, suponiendo que la hayas visto, claro.
Un abrazo.
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Hola, Les Rouges-Gorges
Pues no la he visto! Yo soy así de idiota. Supongo que ya la veré… ¿a tí qué te pareció?
Gracias por tu comentario. Otro abrazo
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Pues a mí me gustó bastante, la verdad. He de decir que me da un poco de vergüenza compartir mi opinión con alguien que conoce tan bien el cine, pero ahí va: creo que la película destila una melancolía, una hondura humana que no había visto en otras películas de Tarantino. La gramática cinematográfica está muy cuidada, como suele pasar con este autor, quien parece mucho más calamado y contemplativo en esta obra en comparación con otros trabajos suyos más enérgicos. Quizá adolece de una dirección de actores poco sabia o convincente en ocasiones, y puede que algunas ideas no alcancen el nivel de profundidad que, creo, intenta la película. No obstante, me parece una obra superior a los Odiosos Ocho, que considero irregular y fallida en muchos de sus planteamientos. Temía que Tarantino pudiese volverse un poco autocomplaciente después de esa película, y me parece que no ha sido el caso, al menos no de forma clara. Espero que mi respuesta no te resulte banal o estúpida.
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¿¿Y por qué me iba a parecer banal o estúpida??
Ya me habían dicho que estaba muy bien. ‘Los odiosos ocho’ fue muy decepcionante: aburrida, sinsentido, boba, sin gracia. La primera película de Tarantino que no es buena… Nadie es infalible.
En cuanto la vea, que ojalá sea pronto, dejaré por aquí mis impresiones.
Abrazos!
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Es cierto que el cine ha ido aprendiendo con el paso del tiempo. Guardaba la sensación de que el grueso de mis películas más preciadas se confinaba en el siglo pasado, quizá porque con ellas crecí, pero haciendo un ejercicio de memoria me he dado cuenta de que no es así. Por no hablar de las series, situación que no cabe ser comparada con lo realizado décadas atrás.
No creo recordar que escribieras nada sobre Béla Tarr y me gustaría conocer tu opinión sobre su obra. Por cierto, hace poco que descubrí este, tu nuevo reducto, cuando hacía ya tiempo que te seguía en Cuaderno Audiovisual. Un placer saber que sigues ahí.
¡Un saludo!
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Hola, El templo de la fuerza
Te aseguro que con ese nombre impones…
Tuve la oportunidad de conocer varias cosas de Tarr en la escuela de cine. Sus trabajos eran muy jodidos de encontrar por aquel entonces, pero pude ver su Macbeth y Satantango. Es un director poderoso, con mucho prestigio. Me gustaria ver mas cosas suyas para tener mejor opinion, pero lo que he visto está muy bien.
Por aquí estaré. Al final mi cuaderno era muy amorfo. Escribía cosas sobre mi que nada tienen que ver con esos temas… en fin. Eso de escribir en internet sobre uno mismo es uno de esos síntomas de narcisismo desbocado actual que tanto detesto.
Un saludo!
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Me alegro que podamos seguir leyéndote, aún más con la frecuencia y calidad que llevas.
¡Un saludo!
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