Vista por fin ‘La forma del agua’, el filme que ha aupado al olimpo del prestigio crítico y de la fama mundial a Guillermo del Toro, con el que ha ganado nada menos que el León de Oro en el Festival de Venecia, y los Óscars a mejor director y mejor película, me reafirmo definitivamente en lo que llevo mucho tiempo pensando: que este amante del cine de terror, del gótico y de lo sobrenatural, es un director muy limitado, de vuelo corto, chato, y que sus ficciones carecen de verdadera fuerza, de verdadera mirada. En estos tiempos en los que se ignora abiertamente a grandes cineastas, y se aúpa absurdamente a otros bastante mediocres, que este hombre, que por otra parte tiene toda la pinta de ser un buen tipo, reciba tantos halagos, no debería sorprender en absoluto. ‘La forma del agua’, de alguna manera, es un compendio de todas sus obsesiones y de todas sus carencias como director.
Y empezó bien. Su carrera parecía augurar algo grande con la inicial ‘Cronos’ (1993), que era sugerente e inesperada, y que enmascaraba sus limitaciones con astucia. Lamentablemente para él, ese prometedor comienzo no ha cristalizado en una carrera sólida, sino en una trayectoria irregular y poco convincente. El desastre de ‘Mimic’, en el que según él no pudo hacer lo que quería por presiones de los productores, hizo que afrontara su siguiente década con cautela, pero aunque ‘El espinazo del diablo’ tiene sus momentos, se percibe en la dirección de del Toro una falta de nervio, de pulso, verdaderamente preocupante. Parece, siempre, mucho más preocupado en el envoltorio, en la apariencia, que en la médula de las películas que intenta narrar. Gran amante del cine de terror y del cine de monstruos, aceptó hacer ‘Blade II’ quizá para ganar algo de margen, pero salvo alguna escena aislada, la cinta está presidida por una mediocridad absoluta en todos sus aspectos, y delata que del Toro no es un director dotado para la acción ni la violencia.
‘Hellboy’, por el contrario, parecía un material más apto para él. Sin embargo, su incapacidad para hacer algo más que un vistoso cómic le pasa factura. No hay verdadera emoción en ‘Hellboy’, como no hay emoción en nada de su cine. Encuentro sus películas muy bobas, confeccionadas para chavales, en el mal sentido de la expresión. Sus personajes son flácidos, incluso el propio Hellboy, que en manos de otro director podría haber trascendido a la creación de Mignola. Ni siquiera con un diseño de producción magnífico y con una música soberbia de Marco Beltrami, puede hacer algo más del Toro que juntar planos y contar a trompicones su historia. Y en su secuela pierde la poca gracia que tenía en la película inicial.
Pero del Toro convenció a mucha gente con ‘El laberinto del fauno’, que arrasó en los Goya (y consiguió algunos Óscar técnicos, en mi opinión bastante merecidos), una película algo más elaborada, con un buen, aunque algo mecánico, Sergi López como villano de la función, y una historia que intentaba mezclar, con más intención que resultados, una trama realista con otra de fantasía oscura. De nuevo un diseño de producción maravilloso, unos efectos sonoros muy trabajados, un maquillaje de primer nivel, alguna escena aislada inquietante e imaginativa. Pero el conjunto no se sostiene porque él, como director, es incapaz de dotarlo de unidad, de darle un sentido narrativo, de establecer una mirada. Es un buen cuentacuentos, pero el cine es algo más que eso. Una buena película ha de cuidar los pequeños detalles, y no ser una amalgama de buenas ideas unidas entre sí con pinzas. Es en conceptos netamente cinematográficos en los que del Toro hace aguas una y otra vez: el tono, el ritmo, los personajes, la tensión, la proporción, la densidad, el extrañamiento, la construcción de un segundo mundo plausible, el sentido del montaje y del plano, el tempo, etc…
Los relativos fracasos consecutivos de ‘Pacific Rim’, un intento de sci-fi grandilocuente y con ecos culturales japoneses, y de ‘La cumbre escarlata’, que significó un aparente regreso a texturas más conocidas y manejables para este cineasta, fueron un anticipo de la que para él, y para todos sus seguidores, sería su aparente cumbre, y que para los que tenemos claro que Del Toro se pierde en el envoltorio y pierde de vista lo esencial de las películas….pues también es una cumbre…
El amor no tiene forma…pero sí debería tener verdad
Eso dijo del Toro en una entrevista, que «el agua, como el amor, no tiene forma». Soslayando la cursilería de la sentencia, efectivamente nos encontramos, en ‘La forma del agua’, con su primera, o acaso la única historia de amor seria de su carrera. Al parecer, a su edad y con su experiencia, del Toro quería empezar a hacer cosas más adultas, más importantes. Y para ello quería alterar la clásica película de terror, con la historia de la criatura anfibia, aparentemente monstruosa, que atrapada por el gobierno de EEUU y confinada en una planta de seguridad, empieza una historia de amor con una encargada de la limpieza. Pero el primer problema es que el guión es muy pobre.
Ese es el primer escollo, el enorme contraste entre lo que se cuenta, y el aparato de producción con lo que se cuenta. Ya desde el libreto se proponen una serie de situaciones y personajes mal ensamblados, poco creíbles, deficientemente definidos, demasiado dependientes de clichés o lugares comunes, y todo eso se traduce en la habitual puesta en escena de del Toro, carente de garra, de ritmo y de tensión. Es altamente improbable que una señora de la limpieza pudiera acceder con tanta facilidad a una criatura que es secreto de estado, pero eso era necesario para la historia. Es altamente improbable que pudiera interactuar con ella con ella sin que nadie se enterase, pero era necesario para la historia. Y lo más necesario para la historia, la relación sentimental entre criatura y señora de la limpieza, era la historia misma.
No te crees, en ningún momento, ese amor que surge de la nada, por mucho que la buena de Sally Hawkins lo haga lo mejor que sabe. Jamás puedes creerte que una mujer pueda desnudarse y meterse en la ducha con un bicho como ese, por muy dios que sea, o por muy desvalido que esté. Los momentos a solas entre ambos, es decir la médula de la película, no son de dos seres que se encuentran y se aman, si no más parecidos a un ser humano y un animal salvaje, o entre una persona y un gato, y nadie se metería en la ducha con un gato. Nadie cuya historia queramos conocer, por lo menos.
Con una escenografía, una fotografía, un diseño de producción, unos efectos sonoros, un maquillaje, absolutamente deslumbrantes, puedes caer en la trampa y creer que es una buena película, pero al bueno de del Toro le falta cine. El malo es malo porque sí, y a la heroína le falta un halo en la cabeza y dos alas de ángel. A estas alturas del cine, que te cuenten una historia tan maniquea, y tan predecible, debería estar sancionado por ley. Y una vez más tenemos otra película boba de del Toro, exactamente igual que ‘Hellboy’ o que ‘El laberinto del fauno’, aupada a los altares con bastante temeridad, y que no va a resistir el paso del tiempo, porque unos magistrales efectos especiales siempre se quedan obsoletos, no así una magistral puesta en escena.
Un colega suyo, también mexicano (no Cuarón ni Iñárritu), tiene mucho más cine en las venas, pese que a sus películas sean a menudo más imperfectas. Pero eso dará para otro artículo que escribiré a continuación.
Me gustó mucho que usaras la palabra «confeccionadas» para definir todas estas películas de del Toro. Yo no entiendo como le hace, para que tanta gente se estremezca como dicen sentir con esta película si no tienen ni un ápice de emoción, ni credibilidad.
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Hola ejvargas.
Veo que estamos en sintonía con este cineasta. A mí lo único que me parece mal es que se le preste demasiada atención a ciertos artistas y se ningunee a otros.
Un saludo
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Quedé con la duda del director mexicano al que te refieres. Qué recomiendas de él?
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Mañana por la mañana dejaré el artículo del director al que me refiero al final del texto.
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Ciertamente has hecho un retrato fidedigno de esta película. A mí me dejó bastante indiferente. El que se llevara el Óscar no me sorprendió dada la naturaleza del premio. Ya entre las nominadas, Tres anuncios a las afueras o El hilo invisible, merecían más atención de lo que se llevó el metraje de del Toro.
Ya fuera del texto, me gustaría, si en algún momento te apetece escribir sobre ello, que nos pudieras hablar de elementos técnicos del cine, tales como la fotografía o el montaje, entre otros a tu consideración. Sé que quizá quedan un poco en el borde de la temática del blog, pero es un tema que en lo personal me interesaría ampliar conocimientos. Sino algún libro que me pueda guiar en este aspecto.
Un saludo y gracias por dedicarnos tu tiempo
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Hola, El Templo de la Fuerza. Tu nombre me sigue imponiendo respeto…
Sí, hay bastante más cine en quince minutos de las dos películas nombradas por tí, que en el aburrimiento soberano del filme de del Toro.
En cuanto a textos sobre montaje o fotografía, es mi intención hacerlos. No creo que se alejen tanto de la temática de estas páginas. En un futuro dejaré artículos sobre ello.
Gracias a ti por leerme, hombre.
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Que no te imponga el nombre, es solo el de un blog que llevo sobre entrenamiento. Aprovecho que tengo la sesión iniciada con él para dejarte mis comentarios. De todos modos el mío propio es Álvaro.
Espero con ganas esos artículos, quiero tener una visión más técnica sobre esta labor y muchas otras del celuloide.
¡Un saludo!
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Era broma, hombre. Bueno, broma en parte…
Pues Álvaro, en cuanto pueda hablaré sobre fotografia y montaje y otros departamentos. Espero sea interesante y divulgativo.
Un saludo!
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