Escribiendo sobre un tema en concreto, al que dedicas horas del día, y que puede llevarte muchos días, cuando no semanas y meses de reflexión, pueden surgirte certezas que no dejaste en el texto. Que dejaste pasar. Y son bastante obvias, pero las dejaste pasar igual. Una de ellas es que puedes cambiar de tono (es más, debes hacerlo, quieras o no, y es una demostración de pericia narrativa) a lo largo de la película, desde el terror, al melodrama, y vuelta al terror…incluso puedes irte a uno luminoso por unos momentos, y volver a la comedia negra, y de nuevo al terror. Por ejemplo. Pero no puedes cambiar de género… En realidad puedes hacerlo, como puedes hacer casi cualquier cosa y las normas están para romperlas, pero no puedes estar en mitad de una comedia y plantarte en un Sci-Fi, o no puedes estar en una Sci-Fi y de repente irte a un Western canónico. Algunos cineastas lo han hecho, o han hecho cosas parecidas, y el resultado, si no es una catástrofe absoluta, es que empieza, literalmente, otra película. Eso es lo que le llega al espectador.
Esto de establecer los límites, las coordenadas y el ADN de cada género, es en realidad la búsqueda o la indagación de algunas formas (narrativas o no) de la representación fílmica. Y una de las más complejas es sin duda la del Bélico, un género bastante comercial o por lo menos popular, y que a un sector del público siempre le ha atraído, pero en el que sucede precisamente esto a lo que me refería en el párrafo anterior: a veces parece que estamos viendo varias películas en una, porque no se respetan, por razones bien obvias, los códigos del género, y al igual que sucede en el Western, género del que es primo hermano por cuestiones que luego profundizaremos, podemos estar en un Bélico durante veinte o treinta minutos y luego saltar a un drama histórico y que empiece por tanto otra película.
Las coordenadas de un género complejo y controvertido
Para ir directamente al grano, y poder desarrollarlo y matizarlo después, voy a establecer lo que en mi opinión está bastante claro que es el ADN de un Bélico:
–Narración en la que los combates y las batallas, grandes o pequeñas, ocupan una gran parte del metraje. Es decir, no hay una gran batalla inicial o final, y el resto es una película de espías, o un filme sobre la reconstrucción de Europa, o cosas así. Un bélico es un filme de operaciones militares. Punto.
–Por tanto es, a grandes rasgos, una radiografía de la vida militar, de cualquier época y nación, de cualquier tipo de ejército, antes, durante y después de las batallas.
–Por lo que al final deviene en un estudio de personajes, casi siempre exclusivamente masculino, aunque con muy interesantes excepciones, que al igual que en el Western, se enfrentan a un peligro de grandes dimensiones, y el modo en que mantienen el grupo, o se enfrentan entre sí, o reaccionan ante el horror de la guerra, es el núcleo de la historia.
–Es, además de un estudio de personajes, también un análisis de los espacios y los ritmos, muy concretos en el caso de este género, y con reglas quizá más codificadas, en cuanto a montaje y escenografía, de lo que pudiera parecer. En el Bélico, la geografía, lógicamente, es crucial, y también lo es la forma en que está capturada y en que se establece la espacialidad de los combates y las grandes batallas.
–La intención de la película bélica es mostrar, con minuciosidad, la naturaleza humana antes, durante y después del combate, con todos sus detalles, sus consecuencias, sus traumas y sus dualidades. Puede y debe mostrar los preparativos y el entrenamiento, debe y tiene que mostrar los combates en toda su crudeza, y ha de ser lo bastante profundo para terminar mostrando las trágicas consecuencias de la guerra.
–Por tanto y para finalizar, el Bélico ideal sería aquel en el que hay una sola gran batalla, salpicada de pequeños combates, y en el que presenciamos el luctuoso espectáculo de personas luchando por sobrevivir, y nada más.
Por eso, un filme como ‘Salvar al soldado Ryan’ (‘Saving Private Ryan’, Spielberg, 1998), que podría haber sido realmente portentoso, pierde gran parte de su ADN de bélico cuando Spielberg, necesitando de alguna manera ampliar los márgenes de su relato y darle más apariencia de categoría, sale de los combates y realiza cuatro escenas bastante discutibles en las que de pronto estamos en otra película, y varios oficiales discuten sobre la pertinencia de salvar a un único hombre, convirtiéndose el relato en un drama histórico. Sólo en un mal filme bélico vemos a una madre, al otro lado del mundo, llorando por la pérdida de su hijo en combate.

Y, si nos ponemos estrictos en cuanto al ADN del Bélico (algo que es mi intención), incluso los reportajes de guerra, los documentales y la propaganda de guerra son cine bélico. No importa que se trate de cine de no ficción. Porque en realidad el documental no es un género, sino un soporte determinado, como la animación, o el cortometraje. Y los numerosos documentales de guerra, muchos de ellos realizados con una tendenciosidad y maniqueísmo más que evidente, así como la propaganda bélica desplegada por los países contendientes, resultan imprescindibles para comprender el fenómeno del género bélico.
Es bien conocido que directores famosos y de gran prestigio, como John Ford, realizaron reportajes de guerra durante combates navales, tales como la Batalla de Midway, pero todo amante del bélico, sea cual sea su ideología o sus simpatías, colecciona, como no podría ser de otra manera, reportajes de los dos bandos de cualquier guerra, algunos de ellos, pese a su zafiedad intelectual, filmados con gran talento y con un gran sentido visual. Y es que el bélico es uno de los géneros más complejos pero también, en cierta medida, uno de los más cinematográficos. La guerra es la más nefasta y destructiva acción humana, pero de ella se extrae, como es lógico, la verdadera naturaleza de las personas que participan en ella. Y aunque un filme Bélico muchas veces no puede sustraerse de aquello que está contando, y termina pareciendo propaganda bélica, pocos géneros hablan con tanta precisión sobre la especie humana en su globalidad.
En muchas ocasiones, por tanto, vemos que se califican, y se clasifican, como bélicas, películas que ni por asomo lo son, como ‘La vida es bella’ o ‘La lista de Schindler’, las cuales son dramas históricos de manual en la mayor parte de su estrategia narrativa. Porque bélicas de ficción no se han hecho tantas películas, en realidad. Antes nombré ‘Salvar al soldado Ryan’, de la que si arrancamos algunas zonas que son puro drama histórico, es un buen Bélico, sin ninguna duda. Ahí tenemos al grupo de compañeros llevando a cabo una misión, y saltando entre la gran batalla inicial, y la otra gran batalla final, yendo por el relato entre combate y combate, perdiendo a algunos compañeros en el camino. Pero la miniserie de HBO ‘Hermanos de sangre’ (‘Band of Brothers’, 2001), también producida por Hanks y Spielberg, se revela superior a aquel filme en la creación de espacios y ritmos propios del Bélico, así como en la creación de los caracteres del grupo de soldados, proponiendo uno de los ejemplos más perfectos del género en lo últimos años.
Y si quisiéramos encontrar la película bélica perfecta, quizá sería la combinación de ‘Sin novedad en el frente’ (‘All Quiet on the Western Front’, Milestone, 1930), ‘Apocalypse Now’ (Coppola, 1979), y ‘La delgada línea roja’ (‘The Thin Red Line’, Malick, 1998), cada una a su estilo, pero especialmente las dos últimas, que además son un alegato antibelicista nada maniqueo ni obvio. Porque hoy día quizá se ha vuelto necesario, además de los códigos inherentes al género, establecer un punto de vista y posicionarse ideológicamente, por mucho que se sigan haciendo películas tan deleznables como ‘Cuando éramos soldados’ (‘We Were Soldiers’, Wallace, 2002), que emplea el Bélico para ensalzar ideas patrioteras e incluso racistas, un fenómeno que no es exclusivo de este género, pero del que parecen nutrirse con él, pues parece más capaz que otros a la hora de enardecer ideas reaccionarias.
Para terminar, citaré algunos filmes bélicos puros, que no se ven contaminados por el melodrama, ni el drama histórico, y que mantienen por tanto un precario equilibrio entre los tonos de aventura y tragedia: ‘El submarino’ (‘Das Boot’, Petersen, 1981), ‘Stalingrado’ (‘Stalingrad’, Vilsmaier, 1993), ‘La cruz de hierro’ (‘Cross of Iron’, Peckinpah, 1977), ‘Objetivo: Birmania’ (‘Objective Burma!’, Walsh, 1945), entre no muchos más.
6 respuestas a “Géneros cinematográficos: el Bélico”
[…] tenía algo de vida, de verdad, independientemente de si se tratara de vampiros, alienígenas, un Bélico, un Western o lo que fuera. Lo narrativo tiene que ver con personajes, que en algunas ocasiones, […]
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[…] comentado ya el ADN de cuatro de los ocho géneros canónicos (el Western, el Bélico, el Noir y el Musical) quizá valga la pena detenerse en otra clase de cine, de hecho en cierta […]
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[…] ya este repaso por los que yo considero los ocho géneros canónicos (el Western, el Bélico, el Noir, el Musical, el Histórico, la Comedia, el Fantástico y este que ahora me ocupa), con el […]
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[…] negras con la II Guerra Mundial de fondo, pero que en ningún caso podrían considerarse dentro del género bélico, en el que es imprescindible que su historia, su argumento, transcurra a través de batallas u […]
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[…] más perfecta que conoce el que suscribe estas líneas) de tres marcos genéricos esenciales: el Bélico, la Sci-fi, y el Western. El Western no comprendido como el que habitualmente se conoce al género […]
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[…] todos los géneros, los que más y mejor han cultivado los gringos son el Western, el Bélico y el Policíaco (o Noir), aunque en realidad su Western tiene mucho de Género Histórico, y su […]
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