El camino que une ‘Red Dead Redemption 2’ y ‘Westworld’

Hay mundos que se tocan, quizá sin saberlo, y cuando nosotros, espectadores o receptores de esos mundos, vemos nítidos los caminos que los unen, podemos ser un poco más conscientes de ese fenómeno generacional que a veces son las representaciones artísticas y, más aún, la sensibilidad y temperamento de una época y una generación. Es imposible, a mi juicio, no establecer paralelismos entre el que quizá sea el mejor juego jamás realizado y una de las series de HBO que más están dando que hablar en los últimos años, aunque no siempre para bien.

Y esos caminos quedan unidos, en primer lugar, por compartir ambos, precisamente, la iconografía de un género tan concreto como el Western, que nos habla de un mundo pasado, y en segundo lugar por ser, el primero, un videojuego y por estar enmarcado, el segundo, en un mundo virtual que desde una especulación tan propia de la ficción científica puede ser el futuro de los videojuegos.

Fue ‘Red Dead Redemption’ un título emblemático de Rockstar Games, surgido allá por 2010, que a los que llevamos toda la vida obsesionados con las grandes llanuras norteamericanas, nos supo a gloria, porque por fin pudimos subirnos a un caballo y sentirnos un forajido del Salvaje Oeste, y aunque ya ha transcurrido una década y por supuesto los videojuegos han llegado a otros niveles (inimaginables años atrás) de realismo y perfección, aún guardábamos un muy buen recuerdo de las sensaciones de esa experiencia cuando a finales de 2018 surgió la inevitable secuela, ‘Red Dead Redemption 2’, que ya es algo que entra en los terrenos de lo que puede calificarse como pasmoso. Esta segunda parte, que en su argumento cuenta una historia varios años anterior a la de la primera parte, es de un realismo, de una perfección técnica, de una inmersión en un mundo que se puede tocar y casi oler, que te deja sin aliento.

En comparación con el ‘RDR 2’ otros juegos, sin duda brillantes, me parecen del pleistoceno, o por lo menos prosaicos, incluso juegos desarrollados al mismo tiempo que ese. Me pongo a los mandos y siento que estoy en un juego, muy brillante y muy bien hecho, pero un juego heredero de los pinball del Spectrum. Pero cojo el mando y me subo al caballo de ‘RDR 2’ y me siento transportado a otra época, y camino por una calle embarrada y mi personaje deja huellas en el suelo, y se pone el sol en el horizonte y sus colores, rojos y ocres, transforman la atmósfera. Es algo indescriptible. Es un mundo cerrado en sí mismo, con sus propias reglas, con una miríada de personajes, casi un enorme plató de televisión, y ahí es donde los paralelismos con ‘Westworld’ se me hacen inevitables y hasta apasionantes.

Porque, ¿cuál es el futuro de los videojuegos? ¿Hasta dónde llegará esta carrera por el realismo exacerbado? Algunos lumbreras afirman que los hologramas o la realidad virtual serán una realidad insoslayable dentro de unos pocos años. Supongo que sí, pero en ‘Westworld’, una serie basada en la película del mismo nombre que dirigió y escribió nada menos que Michael Crichton, y que aquí se llamó ‘Almas de metal’, en la que los clásicos animatrónics de todo parque temático (en este caso dedicado al Oeste Americano) son reemplazados por androides casi idénticos a los seres humanos. Pues bien, en esta lujosa serie de HBO amplían ese concepto, y crean un parque temático gigantesco, que es, en todos sus detalles, un mundo en sí mismo, exactamente igual que sucede en ‘RDR 2’, sólo que con máquinas que hasta son conscientes de sí mismas y tienen sentimientos y al final se rebelan porque se consideran, a sí mismas, algo así como el siguiente escalón de la evolución.

En mi opinión, ‘Westworld’, que ha obtenido algunas excelentes críticas, es una serie muy interesante en sus planteamientos, con algunos episodios realmente magníficos, muy bien dirigida, técnicamente impresionante, que sin embargo adolece de una impostada complejidad que lastra muchas de sus virtudes. Creada por Jonathan Nolan, el hermano listo de Christopher Nolan, y por Lisa Joy, es una producción grandiosa de la HBO, en la que no han reparado en medios, y tan cara que sus temporadas sólo llegan cada dos años, pero ya en la tercera temporada se percibe que tantas líneas temporales, tantos personajes, tanta trama interconectada… en definitiva, tanta pizarra, acaba hastiando, y que se echa de menos un argumento que en verdad enganche, en lugar de una historia que tiene que demostrar a cada capítulo lo brillantes e inteligentes y astutos que son los creadores y los guionistas.

Pero sirve, por lo menos, para ilustrar la idea de a dónde vamos. Es altamente improbable, salvo que haya científicos e ingenieros geniales que hayan trabajado durante décadas apartados de todos los demás, que consigamos crear, en los próximos doscientos años, un replicante del ser humano capaz de llevar a cabo todas nuestras funciones motoras y de hacerse pasar por uno de nosotros, pero no es imposible que llegue a pasar, y si eso sucede, no es descabellado pensar que un escenario como el de ‘Westworld’ sea posible, con lo que se convertiría en el último peldaño hacia una realidad virtual que ha comenzado, precisamente, ‘RDR 2’, y que quizá continúe con la esperada segunda parte de ‘The Last of Us’. Todo esto, al fin, no es más que el deseo humano de vivir una vida no vivida, una existencia paralela a su gris existencia real, que en cierto modo le han facilitado los libros y luego las películas, que ahora aportan también los videojuegos (cada soporte con sus limitaciones y sus logros), y que finalmente, quizá puede convertirse, tal como sucede en el irregular ‘Ready Player One’ de Spielberg, en un mundo alternativo al que ir a refugiarnos de este otro mundo, en el que no parece haber esperanza posible.

O puede que todo esto no sea más que el capricho del autor de estas líneas, siempre pensando en lo que va a ocurrir en el futuro. Para mí, la exploración espacial, el conocimiento y futura colonización de otros mundos, siempre ha sido un poco como salirse de los márgenes del plano de tu videojuego, o como sucede en ‘Westworld’, que sus personajes traspasan la membrana de lo ficticio y entran en otra que tiene que ver más con el sentido de su propia existencia. Puede que sea eso lo que siempre ha necesitado la especie humana, siquiera sin saberlo: salirse de su programación, de su esfera, romper el sistema y viajar a otros mundos posibles, cuando aquel en el que viven se revela como una ensoñación, o peor aún, como una cárcel en la que es muy difícil vivir y de la que es casi imposible escapar.

4 Comments

  1. Hola Adrián, aprovecho para preguntarte, como crítico, ¿cuáles son los videojuegos que más valoras, que te han dejado algún poso y por qué? ¿qué opinión te merecen como medio?

    Me encantaría un post o una sección crítica dedidaca a ello.

    ¡Un saludo!

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    1. No me has dicho si la entrada que te dije contestaba a tus preguntas!

      También he hablado bastante sobre videojuegos, si buscas cosas mías las encontrarás. En general, me parece que los videojuegos son una forma de diseño y una forma bastante ingenua de narrativa, y por eso son un arte un tanto amorfo. Además, dependen muchísimo del cine. Es decir, quieren ser cine, pero interactivo.

      Yo no estoy muy seguro de que sea arte, aunque hay arte y talento en algunos de ellos, y han mejorado mucho, hay personajes y tramas… quizá sea el arte del futuro, pero de momento me cuesta creerlo.

      Yo creo que con libros, series y películas tenemos de sobra, pero también le pego duro a la Ps4. Son mas un entretenimiento que otra cosa, casi ninguno es una experiencia sensorial y tampoco una forma de conocimiento, por no hablar de que ninguno te conmueve, algo fundamental en el arte mas elevado.

      El mejor de todos los tiempos RDR 2. A ver qué pasa con The Last of Us 2.

      Un abrazo!

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      1. En cuanto a lo primero, dicho y hecho. En cuanto al tema que nos ocupa aquí, te recomiendo que pruebes videojuegos que se alejen un poco del triple AAA (de algo presupuesto). Ahí es donde seguramente encuentres otras propuestas mucho más atrevidas e interesantes que es posible que te lleguen. En lo personal, sí que es un medio predilecto para mí, y sí he encontrado algunas obras muy interesantes que pueden llegar más allá y precisamente lo son cuanto más se alejan del cine y abrazan otro tipo de narrativa más ligada a la interactividad y a sus características como medio.

        Te recomiendo un artículo de otro crítico al que sigo que puede resultar de interés: http://tevisthompson.com/the-existential-art/

        Justamente también realizó una sección de minicríticas de 100 palabras similar a la tuya.

        ¡Un saludo!

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      2. Bueno tengo mucho tiempo en bucear en muchos juegos. Me gusta me intereso y miro lo que puedo pero no creo que cambie de opinión.

        Ese artículo no está nada mal. Algo rebuscado en algunos planteamientos, pero interesante.

        Gracias por el comentario, un saludo!

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