A este director hay que dedicarle algo más que unos pocos párrafos, porque su importancia en el cine norteamericano es capital, pese a que a mí, personalmente, nunca me haya parecido un gigante. Pero es innegable la influencia de su cine y de sus formas estéticas sobre una miríada de cineastas de muchas nacionalidades, estilos e inquietudes muy diferentes, principalmente, creo yo, porque en muchos aspectos es el cineasta más estilizado, y más preocupado por el montaje, de su época. De modo que no es mi intención rubricar tanto lo sobrevalorado de su cine (tal como les ocurre a Ridley Scott, Stanley Kubrick o Clint Eastwood), aunque también pienso que está bastante sobrevalorado, sino quizá ofrecer un análisis algo más elaborado de lo que supone su aportación al audiovisual. Algo más elaborado de lo que suelo encontrar por ahí, concretamente.
En estos tiempos que vivimos, existe un sector de cinéfilos, la mayoría educados, sobre todo, en el cine norteamericano, que tiene a Hitchcock en un pedestal (lo mismo que a John Ford) y que si nombras ‘Los pájaros’ o ‘Falso culpable’, o casi cualquier otra ya pronuncian la manida expresión «obra maestra». El cine antiguo, mal llamado clásico, es lo que tiene: se le venera como si se tratara de una virgen vestal, ignorantes muchas veces de que bajo sus prístinos ropajes hay más urticaria y más gangrena de la que puede parecer a simple vista. Son edificios a menudo carcomidos en sus basamentos más esenciales, y si se tienen en pie suele ser precisamente por esa veneración ciega que se niega a ver lo que hay, sino que se empeña en ver lo que no hay. O lo que hubo, pero que ya ha quedado completamente superado. Hitchcock es uno de los directores más venerados de todos los tiempos, y ello por méritos propios, pero creo que vale más por las influencias y las vocaciones despertadas, así como por las formas horadadas por su penetrante mirada, que por los títulos en sí mismos, al menos la mayoría de ellos, que han envejecido terriblemente mal.
Como bien comenta Truffaut en el esencial libro que escribió sobre la figura del cineasta británico, Hitch dirigió nada menos que cincuenta y tres largometrajes, una veintena de filmes de entre media hora y una hora para la televisión, y varios cortometrajes y trabajos documentales. En otras palabras: su corpus es impresionante y sus etapas variadas, repartidas entre seis décadas de actividad creadora, desde sus primerizos años veinte hasta sus decadentes años sesenta y setenta. Y en su carrera hay casi de todo, desde filmes muy logrados, otros sorprendentes, no pocos muy brillantes, algunos vacuos… A Hitchcock le pasa como a Ford: la exagerada veneración a su cine impide conocerlo más a fondo, pues pareciera que cada fotograma que parió está imbuido de genialidad y de maestría supremas, y así es imposible adentrarse en las sinuosas imágenes de su obsesiva personalidad.
Su época de esplendor se sitúa entre 1940 y 1960, décadas en las que cimenta su prestigio, alcanza el éxito universal, la admiración de la crítica francesa y dirige veinte largometrajes para el cine y quince telefilmes, una cifra asombrosa que delata su enorme capacidad de trabajo y una época en la que se hacían películas de estudio con gran rapidez y eficacia. Comienza con ‘Rebeca’, su primer filme en Hollywood y uno de los menos hitchcockianos de su carrera, y concluye con la radical ‘Psycho’, que es un grandioso éxito comercial. Antes de aquella ya había dirigido filmes muy estimables como ’39 escalones’ (‘The 39 Steps’, 1935) o ‘Alarma en el expreso’ (‘The Lady Vanishes’, 1938), y después de ‘Psycho’ aún haría películas importantes como ‘The Birds’ o ‘Frenesí’, esta última de nuevo en Reino Unido. Es decir Hitchcok fue Hitchcock antes de 1940 y lo seguiría siendo en cierta manera después de 1960, pero podemos decir que el grueso de su obra y los filmes más rotundos se hayan en esas dos décadas prodigiosas en las que se convirtió en el director más exitoso y más ignorado por la crítica en EEUU.
Personalmente, considero sus mejores filmes, muy superiores a todos los demás, en casi cualquier aspecto, ‘La sombra de una duda’ (‘Shadow of a Doubt’, 1942), ‘Encadenados’ (‘Notorius’, 1946) y ‘La ventana indiscreta’ (‘Rear Window’, 1954), y aprecio mucho ‘Sospecha’ (‘Suspicion’, 1941), ‘Extraños en un tren’ (‘Strangers on a Train’, 1951), ‘Crimen perfecto’ (‘Dial M For Murder’, 1954), ‘Yo confieso’ (‘I Confess’, 1953), ‘Falso culpable’ (‘The Wrong Man’, 1956), ‘Con la muerte en los talones’ (‘North by Northwest’, 1959) y ‘Psycho’ (1960), todas ellas, digamos, el canon de lo hitchcockiano. Todas las demás, desde ‘Recuerda’ (‘Spellbound’) hasta ‘Atormentada’ (‘Under Capricorn’), pasando incluso por ‘Vertigo’ (1958) o ‘Cortina rasgada’ (‘Torn Curtain’, 1966) me parecen desde bastante a muy cuestionables, cuando no endebles, caprichosas, autocomplacientes o ya totalmente superadas.
Welles no apreciaba mucho a Hitchcock y puedo entender por qué. Para un cineasta tan revolucionario y con una técnica y un estilo que no solamente tenía en cuenta el montaje sino también a los actores y los personajes, que trataba de dotar al cine de algo más que una trama el estilo frío y desapasionado, cerebral y astuto de Hitchcock debía resultarle brillante pero inane. Yo particularmente no puedo entender que tras los enormes esfuerzos narrativos y técnicos de ‘Gone With The Wind’ y de ‘Citizen Kane’, realizadas respectivamente en 1939 y 1941, el cine norteamericano tomara tan poca nota y lumbreras como John Ford y Alfred Hitchcock, entre otros muchos, y a pesar de ser excelentes técnicos en algunos aspectos, filmaran todavía secuencias y películas enteras increíblemente teatrales, académicas y muy limitadas en cuanto a la dirección de actores y la profundización de la caligrafía de la cámara. No me explico cómo un filme como ‘Fort Apache’ (¡de 1948!), posea un aspecto y una puesta en escena que parezcan tan vetustos, tan anquilosados (aunque también alberga secuencias e imágenes de gran fuerza visual y narrativa…), frente a ‘Lo que el viento se llevó’, que es de nueve años antes y parece veinte o treinta años más joven.
Tampoco me explico que gran parte del corpus de Hitchcock palidezca (en cuanto a herramientas narrativas, al empleo de la cámara, al trabajo con los actores, a la organicidad visual) en comparación con ‘Citizen Kane’, ‘The Magnificent Ambersons’ (del 42) o ‘Touch of evil’ (del 58). Pongo a ‘Vertigo’ al lado de ‘Sed de mal’, ambas del mismo año, y la astucia y el anquilosado romanticismo de Hitchcock no tiene nada que hacer contra el impetuoso temperamento de Welles. ‘Sed de mal’ me parece rabiosamente moderna, y ‘Vertigo’, pese a sus insoslayables virtudes, me parece un juguete algo soso, teatral y visualmente blandengue. Y las tres películas suyas que prefiero, antes nombradas, tampoco se acercan a esta perfección narrativa, aunque por lo menos, en comparación con ese cine arrollador, no palidecen tanto ni quedan tan en evidencia como ‘Vertigo’ o como otros filmes de Hitchcock, de quien Truffaut decía que era uno de los cineastas más importantes de la historia, y que quizá lo sea, pero en lo que se refiere a la influencia que su búsqueda del suspense y el espectáculo ha ejercido sobre varias generaciones de cineastas, más que por la grandeza de sus películas, habitadas la mayoría de ellas por personajes sin fuerza, arquetipos encarnados por buenos actores, marionetas al servicio de un prestidigitador deslumbrante al que le importaban muy poco su destino, pues sobre todo necesitaba exorcizar sus propios fantasmas sexuales y su enorme imaginación para las imágenes icónicas.
9 respuestas a “Hitch”
Bueno yo entiendo que lo que voy a decir lo sabemos todos, el cine es un arte muy caro de producir, no es un cuadro o un libro o ni siquiera una obra de teatro, necesitas un gran capital para producir una película, sobre todo si pretendemos que el cine sea espectacular aparte de entretenido, entonces un director necesita para su supervivencia ser taquillero, de la misma forma que muchos músicos de un jazz minoritario empezaron a componer una música mas digestiva y comercial. Entonces cuando dependes de gustar a mucha gente y amortizar lo invertido las cosas se complican y nadie puede pensar en hacer obras minoritarias o hará poquitas, así de cruel es esto, algunas saldrán perfectas, pero lo mas normal es que adolezcan de ser productos de puro entretenimiento que incluso ni eso consiguen muchas veces.
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Sí, todo eso que dices es la realidad. Pero ‘Gone With the Wind’ se hizo para ganar dinero y costó una pasta y es absolutamente grandiosa, con una perfeccion tecnica a la que John Ford o Hitchcock jamás pudieron aspirar. Y no digamos ya ‘Citizen Kane’.
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Pero bueno, leo en WIKI una cosa cosa que no sabía o que el viento se había llevado de mi memoria : «El director original, George Cukor, fue despedido poco después de iniciarse el rodaje y fue reemplazado por Fleming, quien a su vez fue sustituido brevemente por Sam Wood, mientras que Fleming se tomó un tiempo de descanso a causa del agotamiento.,» ¡¡así entre 3 ya podrán ¡¡y bueno ya sabemos del encanto sureño, yo debo de reconocer que tocante al sur «usaniano» vibro mas con «Django desencadenado», levantan mas mis bajas pasiones ese Leonardo cínico y soberbio, el refinado e irónico alemán y el negro vengativo. Aunque es tan cierto como que este mundo es un “sindiós” que frase como la de que “juro que nunca mas volveré a pasar hambre” fuente de inspiración para todo emprendedor, la hacen inolvidable, son frases que como la del replicante de Blade Runner te dejan hecho un flan: Yo he visto cosas que vosotros no creeríais…………..aunque últimamente y visto lo visto, incluida una alcaldesa de pongamos que hablo de ……. ya podemos creernos cualquier cosa, Un abrazo.
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Sí, el rodaje de esa monumental película fue un verdadero infierno. Pero que hubiera 3 directores no lo hace más fácil.
En efecto, ‘Django Unchained’, que es magnífica, parece casi el reverso tenebroso de ‘Gone With The Wind’.
Un abrazo!
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[…] yo el otro día mi punto de vista de la carrera de Hitchcock, después de haberlo hecho ya de otra vaca sagrada del mal llamado cine […]
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[…] es que ni siquiera los famosísimos Hitchcock y Wilder, por no decir Ford, adorados por generaciones de cinéfilos y ensalzados por legiones de […]
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[…] habla mucho, entre la cinefilia más purista, de la carrera de cineastas como Billy Wilder o Alfred Hitchcock como ejemplos de grandes autores que se apagaron cuando podían haber dado más de sí (no estoy yo […]
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[…] el último programa de Todopoderosos, en el que de nuevo tratan la figura de Alfred Hitchcock (esta vez con mayor profundidad que la primera vez), vuelvo a encontrar las viejas ideas y los […]
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[…] de unas formas previas de entender la narración y la expresión cinematográficas) como John Ford, Alfred Hitchcock, Billy Wilder, Howard Hawks, Ernst Lubitsch, Joseph L. Mankiewicz, George Cukor, William Wyler, […]
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