Con motivo del estreno de ‘Hotel Transilvania’, en 2012, la revista Caimán, que aún se llamaba Cahiers España, si no recuerdo mal, publicó una breve crítica sobre esa película en la que la autora, además de valorar la película como un ejercicio de animación brillante técnicamente pero falto de verdadero ingenio, casi se burló del nombre de su director, diciendo que «el nombre va en serio», en clara alusión de su gran parecido con el del director de ‘Stalker’ o ‘Nostalghia’, demostrando además que no conocía mucho al director de la película que estaba criticando. Tampoco pasa nada, porque es cierto que aquella película no es una gran película, y porque no estaba obligada a conocer a Genndy Tartakovski… si bien sería deseable que un crítico de cine que trabaja en una revista tan importante como Caimán se informara y supiera quién es el cineasta del que está hablando… aunque sólo fuera para no hacer el ridículo.
Tartakovsky, nacido en Rusia (como Tarkovski), pero ya nacionalizado estadounidense, es un animador que se hizo célebre, en primera instancia, con varias series dedicadas a un público infantil, tras varios años de aprendizaje del oficio: primero la estupenda ‘El laboratorio de Dexter’ (1996-1998), de la que fue creador, y luego la más comercial y exitosa ‘Las supernenas’ (‘The Powepuff Girls’, 1998-2001), que no creó pero sí produjo, dirigió y escribió varios episodios. Esto no fue más que el preámbulo porque en 2001 creaba su primera obra maestra, ‘Samurai Jack’, en la que de forma portentosa mezclaba géneros cinematográficos tales como la sci-fi, el western, la comedia (es un amante de la comedia negra), el terror, el cine de aventuras y un largo etcétera, con influencias del cine de Kurosawa, por supuesto, pero también de la literatura fantástica clásica (de Burroughs a H.G. Wells y R.E. Howard) y al cómic underground de los años setenta. Toda una maravilla que le certificaba como uno de los grandes directores de animación de su tiempo.
Y casi a continuación llegaba su segunda obra maestra, ‘Star Wars: Clone Wars’, en la que con un estilo de animación siempre muy personal narraba las controvertidas guerras clon que las películas de George Lucas nunca contaron, y conseguía una narración muy superior a la segunda trilogía de ‘Star Wars’, con una riqueza de contenido, una profundidad conceptual y de caracteres, una solidez argumental y un amor por la pura aventura, para un título que en lugar de ser el producto alimenticio que parecía destinado ser, se convierte en una obra indiscutiblemente mayor, de una belleza y una maestría incontestables. Pero eso no sirvió para que ‘Samurai Jack’ no fuese cancelada, y hemos tenido que esperar 14 años (casi los mismos que ‘Deadwood’…) para ver la conclusión de la historia, que no ha sido con una película, como tantas veces se ha anunciado, sino con una temporada final muy brillante, aunque la segunda mitad de temporada era bastante menos inspirada que la primera, con un final bellísimo, eso sí, para cerrar el viaje de Jack al pasado.
Desde entonces, en lo que se refiere a proyectos televisivos, ha encadenado varios títulos que no han fructificado de series que se han cancelado por diversos motivos, algunos muy prometedores, como ‘Korgoth of Barbaria’ (que puede verse subtitulado en Youtube), y ha tenido más éxito, o al menos más continuidad, en el cine, donde se dijo que era el director designado para la segunda parte de ‘Cristal oscuro’ (1982), proyecto que nunca cuajó y que se convirtió en una serie de televisión dirigida por otros. Pero ha sido el máximo responsable de la trilogía ‘Hotel Transilvania’ (2012-2015-2018), que si bien no puede decirse que forme parte de lo mejor de su trayectoria, al menos le ha mantenido en el candelero, como se suele decir, y probablemente le ha permitido prepararse para proyectos más personales. Uno de ellos el que ha aparecido recientemente en el canal Adult Swim y que es su tercera obra maestra, la portentosa serie de animación ‘Primal’.
‘Primal’, que narra la extraña amistad entre un hombre de las cavernas y un dinosaurio, es una obra de total madurez, con unos personajes principales maravillosamente caracterizados, con una expresividad y un dominio de la técnica propio de un maestro, en la que no existen diálogos, y que está contada por tanto sin palabras, pero no las necesitas, porque Tartakovsky ha alcanzado total dominio de las herramientas de la puesta en escena, y se vale únicamente de los planos y del montaje para narrar una aventura inolvidable, que todavía cuenta con unos pocos episodios, pero que ya dicen que es uno de los mejores trabajos de los últimos años.
El cine es mucho más que las películas americanas, o que los grandes autores europeos o asiáticos. Si realmente quieren conocerse todas sus manifestaciones, hay que abrir la mente y ser capaz de apreciar talentos y soportes como los de la animación, un género habitualmente denostado o por lo menos con poca atención por parte de las grandes revistas especializadas, pero que es un arte en sí mismo. Y Tartakovsky es uno de sus más importantes exponentes actuales, algo que se ha ganado a pulso, e ignorar su nombre y despreciarlo como un realizador más es síntoma de ese desdén de ciertos sectores de la crítica por un arte mayor, como el documental, como el videoarte, que ofrece alternativas al mainstream cada vez más agotado en sus fórmulas. Gente como Tartakovsky o Ralph Bakshi o Henry Selick o Jiří Trnka… o Nick Park y Peter Lord, y muchos más, son grandes genios de la animación, pero también son grandes directores de cine, a la altura de los más grandes de ficción en imagen real, y ya va siendo hora de que la crítica (la de Caiman, la de Dirigido por, la de cualquier revista o medio), una crítica que se supone seria y profesional, aunque muchas veces sea todo lo contrario (purista, conservadora, displicente, perezosa), se de cuenta de ello.
Una respuesta a “Tartakovsky”
[…] secuencia y casi cada detalle. Creado por Aaron Springer y con animación dirigida por el maestro Genndy Tarkakovsky, es una de esas piezas ideales para arreglar un mal día y subirte la moral. Irresistible de […]
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