Hace algunos días contactaron conmigo porque estaban preparando un reportaje sobre el doblaje en España. Al parecer, habían encontrado algunos antiguos textos míos en los que yo clamaba a favor de la prohibición del doblaje de las películas extranjeras para su exhibición en este país, que es lo que hace la gran mayoría de países del mundo, y querían que les diera alguna idea más al respecto, probablemente para citarme. Por mí bien, pero en mi conversación con este periodista me dejé algunas cosas en el tintero que no sería mala idea completar aquí.
La primera de todas ellas: yo no estoy en contra del doblaje. Estoy en contra de doblar las películas para su exhibición comercial en un país en el que mayoritariamente los cines son en versión doblada. La segunda es que esto no aplica necesariamente a todas las películas, pues no creo que en el caso de los filmes de animación se deba ser tan estricto. La tercera es que soy un fervoroso partidario del doblaje… de las películas españolas. Y antes de que al inopinado lector de estas líneas se le quede cara de no saber de qué diablos estoy hablando, aseguro que voy a explicar punto por punto mi postura, y estoy seguro de que sabré hacerme entender.
Me jacto de tener pocos amigos (cuanto menos, mejor), pero buenos, eso sí. Dos de ellos suelen leer estas páginas mías, y con ambos he hablado de esto del doblaje en bastantes ocasiones. Uno está de acuerdo conmigo prácticamente en todo, y el otro no lo tiene nada claro, pues no ve tan necesario escuchar las voces originales de los actores, y considera que habría que conocer el idioma o bien leer a gran velocidad para poder enterarse de todo. Yo creo que todo es más sencillo que todo eso. Una de las pocas cosas interesantes que Carlos Pumares ha dicho en toda su vida es esta comparación: imagínate que te compras un disco de Michael Jackson, pero doblado al español. Pues esto es casi lo mismo.
Con motivo de esos antiguos textos en contra del doblaje masivo, incluso me nombraron en algunos foros en los que participaban dobladores profesionales y me llamaron de todo menos bonito. Esta es otra profesión endémica, como la de los toros. Algunos creemos que estaría bien un espectáculo en el que no se torturara o matara a los pobres bichos, o en caso contrario que los prohíban. Con las películas es igual: que la mayoría de las salas fueran en VO, que es lo normal en cualquier otro país, y que la minoría sean dobladas, o bien que lo prohíban. Pero lo más alucinante de este fenómeno es la ira con la que se expresan los defensores a ultranza del doblaje, y sus argumentos de perogrullo: «¿no se supone que el cine es sobre todo visual? ¡pues yo no me quiero perder las imágenes por leer!», o «¡nadie puede obligarme a ver películas en VO!», o «¡eso es propio de gafapastas elitistas!». Incluso he encontrado críticas, escritas por gente a la que se le paga, valorando la calidad del doblaje… estamos en un país tercermundista, culturalmente hablando.
Quizá suene un poco exagerado, pero si has visto la película doblada, sencillamente no has visto la misma película que yo, has visto un producto adulterado. Y hoy un poco menos, porque no solo el doblaje técnicamente es más perfecto, pero antes, para superponer la voz de doblaje, los distribuidores se cargaban el sonido ambiente del filme. Hagan la prueba en una película anterior a los años noventa. Las películas «antiguas» dobladas adolecen de un inquietante silencio en el ambiente. Pero aunque el sonido se respete, el texto no, porque los actores de doblaje, en consonancia con su oficio, alteran el diálogo en numerosas ocasiones, destrozando el trabajo no solo de los actores, también de los guionistas. Las personas que acuden al cine a ver una película Anthony Hopkins doblada, sólo han visto su rostro, pero no han oído su voz. ¿Cómo pueden así disfrutar y en algunos casos valorar su interpretación?
¿No resulta tremendamente vergonzante que se organice un preestreno importante en Madrid, toda una capital del reino, con las estrellas de la película, anglosajona o francesas o alemanas, y que la proyección de la película sea en español? ¿Qué cara se le debe quedar a esta gente? ¿Qué deben pensar de nosotros?
No creo que todo esto pueda aplicarse estrictamente a las películas de animación, por la sencilla razón de que no tenemos a actores en la pantalla. Es preferible en su versión original, pues me resulta un poco extraño ver a un ciudadano de Osaka hablando en castellano de Getafe, pero puedo entender que ahí se hiciera alguna excepción.
Lo que sí creo es que las películas españolas deberían ser dobladas. Todas. Y esto es algo que sucede en raras ocasiones. La gran mayoría de películas españolas se proyectan…¡con sonido directo! Y aunque en España tenemos unos técnicos tan buenos como en cualquier parte del mundo, tanto en la grabación de ese sonido como en su acabado final, no tiene ningún sentido, salvo en algunas excepciones, no doblar las películas. En EEUU se dobla todo. Nunca escuchamos nada del sonido directo, aunque nos de la sensación de que sí. En efecto registran todo el sonido del rodaje, pero les sirve como base para recrearlo después en estudio. Todos los actores se doblan, de modo que enriquecen su trabajo previo. Esas grandes interpretaciones que disfrutamos lo son en parte porque el actor ha matizado, pulido y realzado su trabajo, mano a mano con el director, delante de un micrófono en una sala oscura. Y esto no se hace en España, y se debería hacer, pues al igual que sucede con muchos actores anglosajones, su dicción no es perfecta, y sucede que muchas veces no entendemos un carajo de lo que dicen. Así que estoy a favor del doblaje en ese aspecto.
Espero haber matizado aún más mi postura, respetando las de todos los demás, aunque en algunos casos, me temo, estén equivocados.
9 respuestas a “Yo no estoy en contra del doblaje”
Voy a entrar al trapo como un toro de lidia ya que el tema me interesa y lo hemos comentado alguna que otra vez.
A mi me gustan las películas dobladas al castellano, me producen una sensación de mayor realismo, familiaridad y por supuesto de mayor comodidad, no tengo yo buenos conocimientos del inglés que es el mayoritario en el cine no español que consumimos mas frecuentemente, del polaco ya ni hablamos y por el contrario del chino que es el que domino ampliamente como si fuese lengua materna, llegan muy pocas producciones, (es broma la verdad es que me suena a chino.)
Como no entiendo en el original de que coño hablan y no soy capaz de simultanearlo con los subtítulos suponiendo que salgan en pantalla simultáneamente y suponiendo que sean fidedignos como una traducción literaria, cuestión que por motivos de espacio suelen ser como un extracto corto de lo dicho, por lo tanto me pierdo muchas cuestiones y casi me obliga a ver la peli dos veces para enterarme bien de que va, eso suponiendo que no sean películas de diálogos muy extensos y complejos, mucho suponer, si señores.
Ahora bien, me parece perfecto que también se exhiba en VO para el que lo desee, en los cines es mas complicado, quizás si la gente lo escuchase con auriculares cada uno lo podría escoger bien doblada o bien original, la verdad es que hoy día se consume tanto cine en plan casero que esa posibilidad ya suele existir mediante la smart tv o el PC.
Mi conclusión es que prohibido prohibir y que aquí reine la paz y después se disfrute de la gloria, jajaja
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Ya, quizá prohibir suene fuerte. Pero seria la única forma de cambiar la tendencia. Entiendo tus argumentos pero en este caso no puedo compartirlos, colega.
Un abrazo!
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Desde mi absoluta ignorancia desconocía que las películas en versión original se doblaran en estudio. Pensaba yo que se registraba en el rodaje y que mediante algún algoritmo y con múltiples pistas grabadas se aislaba. Una cosa que aprendo hoy.
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Ya ves. Lo que pasa que son muy buenos y parece que es directo. Pero lo doblan todo, eh?, cada sonido, cada detalle. Si tienes buen oído puedes percibir sonidos que han incluido que no son necesarios pero ahí están… yo que sé, el tintinear de unas esposas, el crujido de las zapatillas arrastrándose…
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Ahora que lo dices en las películas de Dogma 95 el sonido y muy diferente al de costumbre. Por ejemplo en Señales, en contrapunto, está todo el sonido medido al milímetro.
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Claro. Bueno en Dogma y otras cosas parecidas el diseño de sonido está trabajado en otros aspectos, pero en el cine mainstream te aseguro que el 100% de lo que oyes está creado en estudio
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Es difícil no estar de acuerdo contigo… Todavía he estado viendo estos días las dos últimas temporadas de «Vikings», y no hay color de verla en V.O. a verla doblada. Yo pienso que el producto adulterado no es lo quería ofrecer el director al ver acabada la peli. El ejemplo de la música es muy bueno… Hace tiempo vi, en Youtube, un documental sobre el doblaje en el que hablaban varios actores, y uno afirmaba algo así: «un buen doblaje puede mejorar una mala película; un mal doblaje se puede cargar una buena película». Y no debería ser así.
Impresionante lo de doblarse los actores originales en todas las películas. Lo he visto en algún making of, pero pensaba que únicamente se hacía en ocasiones excepcionales.
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Ummm creo que vi ese documental. Decían muchas cosas muy cuestionables, la verdad. Yo creo que es un fenómeno que deberíamos erradicar.
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Adrián, tío, ¿te importaría pasarte un segundo por tu crítica de «La ruta de Flandes», por favor? 😉 Yo también creo que la prohibición del doblaje elevaría el nivel cultural del país.
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