Los videojuegos son lo opuesto a la narrativa

Siguiendo con la estela del reciente programa que grabé junto a mi buen amigo JJ, quisiera yo extenderme un poco más en mi criterio acerca de este asunto, ya que creo que da para mucho más de lo que profundizamos allí… de hecho no descartamos grabar más programas sobre el tema, además de servirme de compendio y resumen para establecer y desarrollar mis propias ideas al respecto.

JJ y yo no nos pusimos a dilucidar sobre si los videojuegos son arte, sino si los videojuegos son o tienen narrativa, y de qué alcance y rango e interés. Pero muchos, sobre todo gente joven, digamos de un arco de entre 15 y 35 años, están seguros de que es un arte. En mi opinión son muy osados, porque llevamos siglos intentando definir qué diablos es eso del arte, y ahora llegan ellos con sus consolas y sus juegos de recoger moneditas y resulta que todo eso es un arte. Yo no creo que la gran mayoría de los libros que se escriben sean arte (otros creen que cada cosa que leen es caviar…), y tampoco que la mayoría de las películas que se hacen sean arte, pero muchos están convencidos de que un soporte que sobre todo sirve para entretener a la plebe, y en el que mayormente llevamos a un muñeco que ha de correr de aquí para allá, es un arte con todas las letras… desde luego será un buen capítulo del podcast ese en el que nos pongamos a discutir entre los tres qué es eso del arte…

Lo que hablamos fue sobre narrativa de los videojuegos. Y aunque yo, que me paso la vida escribiendo sobre narrativa desde los veinticinco años, que podríamos decir que es una de las dos o tres cosas que verdaderamente me interesan y que por lo tanto conozco a fondo después de graduarme en el Instituto de cine de Madrid en Narrativa Avanzada y Dirección de cine y televisión, intento buscar narrativa en los videojuegos, y es posible que algo de eso encuentre en unos pocos de ellos, tengo cada vez más claro no solamente que cuando encuentro narrativa la hay de muy baja intensidad, sino que además gran parte de los videojuegos, la inmensa mayoría de ellos, son lo opuesto a la narrativa. Por eso cuando tantos expertos en videojuegos, la mayoría de ellos gente muy joven, se ponen a hablar sobre narrativa de los videojuegos sé perfectamente que hablan de otra cosa: de la mecánica del juego, del estilo de juego, de sus clases, de sus formas internas y externas. Pero eso no es narrativa, por mucho que os empeñéis. La narrativa ha de poseer, por lo pronto, tres elementos: un narrador (que es lo crucial en narrativa, el aspecto verdaderamente fundamental, que en literatura es mucho más que el autor, y que en cine se funde en la posición del director y de su mirada con la cámara), unos personajes narrativos (ahora me referiré a eso), y un tiempo y un espacio narrativo para cada uno de esos personajes en lo individual y para todos ellos en lo colectivo. Y eso solo para empezar.

Los videojuegos no son más (ni menos, ciertamente, yo no estoy en contra de ellos, suelo jugarlos y los disfruto) que películas interactivas, en el mejor de los casos, y que gincanas en 3D en el peor de ellos. En algunos pocos, como el caso de ‘Red Dead Redemption II’ o ‘The Last of Us, Part II’, que son producciones enormes, su enorme dependencia del cine al menos sirve para crear personajes verdaderos, y para contar una historia realmente apasionante. Pero tal como comentamos JJ y yo en el podcast, la narrativa no es la historia. La historia, el argumento, es una parte muy circunstancial de la narrativa. La narrativa tampoco es el cómo, únicamente. No es el estilo, aunque el estilo es una parte importante de la narrativa. La narrativa es sencillamente el soporte, y por eso estoy bastante seguro de que los videojuegos no son un soporte narrativo. Los videojuegos, además, no aspiran a eso, no quieren ser una segunda realidad, una ficción no operativa, sino que pretenden ser o bien una realidad que sustituya a la nuestra (y que dentro de poco será indistinguible de la nuestra). Vampirizan de manera muy oportunista al cine, y gracias a las técnicas y mundos 3D parecen, sólo parecen, ser narrativa. Pero al igual que muchas películas y muchas novelas, sólo lo parecen. No lo son ni lo pueden ser en la mayoría de los casos.

La narrativa es un sistema de ideas en el que una serie de personajes ficticios que se mueven en un mundo de ficción ejercen como espejo del nuestro, y en el que la historia y el estilo se funden en una sola cosa, creando una esfera perfecta, una obra de arte en el mejor de los casos, que transmite una cualidad trascendental de la emoción, que crea caracteres y situaciones tan vívidas o más que la vida real, y que sustituye la realidad por la verdad. Los videojuegos están muy lejos de todo eso, porque salvo contadísimas excepciones, ni siquiera se plantean hacerlo. No quieren ser arte, quieren ser una interacción inmersiva en la que el jugador se olvide de su propia vida. Ese es su gran problema. Pretenden un hiperrealismo que es opuesto a la poética de la verdadera narrativa y del verdadero arte. Cuando un experto en videojuegos dice que los videojuegos, en algunos casos, son mejores que las películas, me pregunto yo en qué son mejores, en qué pueden sustituirlas. Sí, en ellos hay situaciones, y hay escenas espectaculares y hay diálogos, pero todavía no he visto en un videojuego diálogos tan buenos como en ‘House M.D.’, ni siquiera diálogos medianamente buenos, no he visto secuencias que además de espectaculares sean dramáticas, es decir en las que lo que les sucede a los personajes te importe (salvo en los citados videojuegos de más arriba), no he visto situaciones que puedan erigirse en una ficción sostenible, convincente, persuasiva. Porque tú jamás te olvidas de que estás dirigiendo con la palanca y los botones a un muñeco. Y ese muñeco no puede ser un personaje. No puede ser una persona de carne y hueso. No puedes creerlo porque además es que no lo son, son dibujos o criaturas, más o menos realistas, en los que la coherencia narrativa brilla por su ausencia.

Pero ante todo la narrativa es un drama en el que algo le sucede a alguien, y ese algo y se alguien son dos elementos reconocibles en tu propia vida, son extrapolables a tu propia experiencia. Ahí está su inmenso poder. En las películas y en las novelas que valen la pena (que por cierto son tan inmersivas como el mejor de los videojuegos, y en las que no se puede permanecer pasivo sino que también son en cierto sentido interactivas, pues de la intención del receptor depende mucho…) nos sentimos parte de lo que está sucediendo con mucha mayor intensidad que en un juego hiperrealista, porque la sustancia narrativa, su núcleo, consiste en conectar con otras personas (los personajes), y en convertirse en una experiencia totalizadora que no te da la propia vida, desde una poética, es decir, desde una representación artística de la realidad del autor. Las historias, en realidad, son una mera excusa: los zombis de ‘The Walking Dead’, los mafiosos de ‘The Godfather’, las novelas de caballería de ‘El Quijote’, son una excusa para hablar de aquello que al artista le conmueve al ejecutar la obra. En los videojuegos los zombis, las batallas, los tiros y la fantasía son la razón de ser de su construcción, son su médula. No los personajes, desaparecidos en los dedos del jugador. En literatura se tardó varios siglos en que el autor desapareciese tras los personajes y les diera entidad narrativa. En los videojuegos el personaje es el que ha desaparecido en el vacío del ansia de entretenimiento del jugador. Por eso y por muchas otras razones, los videojuegos son, en su inmensa mayoría, algo muy distinto a la narrativa.

6 Comments

  1. Buenas Adrián. Como buen amante del cine llevo leyéndote desde hace muchos años en muchos sitios diferentes, pero nunca te había escrito (básicamente porque no suelo escribir en ningún lugar). Gracias a muchos de tus post en todos estos años he conocido filmografías desconocidas y aspectos del cine que hoy tengo asimilados pero que hace muchos años pasaba por alto. Cada vez estoy más interesado en el tema de la narrativa en general, y en el cine en particular, y me gustaría saber si me puedes aconsejar libros acerca de este tema, o relacionados con el cine, ya que muchas veces encuentro grandes dificultades para leer libros realmente valiosos.
    Un saludo.

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    1. Hola robedante

      No sabes lo que me gusta saber que hay gente que me sigue desde hace años. A veces aparecéis, me comentáis y me alegráis el día, porque siento que no predico en el desierto…

      Yo siempre recomiendo los mismos: ‘Esculpir en el tiempo’ de Tarkovski, los ensayos de Dreyer sobre cine, ‘En el momento del parpadeo’ de Walter Murch… también mis artículos y libros claro…

      Tengo ahí el de Coppola, que lo he puesto a 3 euros, pero escríbeme al buzón, arriba en contacto, y te lo mando gratis.

      Y escríbeme cuando quieras. Un abrazo

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  2. Pues de los libros que comentas, el de Tarkovski es uno de mis libros de cabecera gracias a ti. Los otros no los conocía, apuntados quedan. En cuanto al de Coppola que escribiste tengo una duda, yo leí todos los artículos que fuiste publicando, ¿significa que tienes un libro más extenso?
    Aunque te lo agradezco, no voy a aceptar que me lo mandes gratis. Te lo pagaría que tu esfuerzo te ha costado.
    Un saludo

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