Sobre las ✩✩✩✩✩

Siguiendo con el artículo que escribí ayer en el que hice un listado (por siempre incompleto) de lo mejor en Cine europeo y estadounidense (no me considero a la altura para ponerme a decidir lo mejor de Sudamérica, Asia o África…) quisiera tirar del hilo y escribir un poco sobre las enormes diferencias entre un crítico y otro a la hora de colocar las dichosas estrellitas, sobre lo fácil que algunos las otorgan (ni que decir tiene lo fácil que cualquiera puntúa con un 9 o un 10 a una película o a un libro que le gusta mucho) y sobre lo que significan para mí, que para eso estoy ahora dándole a la tecla…

Cuando me refiero a las enormes diferencias entre un crítico y otro, es que es en este tipo de cosas donde más fácil se ve a un crítico (o aspirante a) perezoso o diletante, más que en sus textos, porque es un poco rollo ponerse a contar los adjetivos grandilocuentes, y es mucho más fácil contar estrellitas de una a cinco. Hace algunas semanas mi buen amigo JJ se asombraba de que yo le diera un 7 (es decir, el equivalente a cuatro estrellas, más o menos) a Rogue One, después de las palabras elogiosas que le había dedicado a esa gran aventura. Pero un 7 es una gran nota. Hemos subido de la primera planta (la planta baja, la 0), nada menos que hasta la séptima de un edificio de diez plantas. Está muy bien. Claro, llegar ya a las alturas de la octava planta… la novena… o la décima, eso es una barbaridad. Aunque algunas lo logran.

Creo que gran parte de la gente que se pone a puntuar, ya sea del 1 al 10 (o al 100, que los hay), o de ✩ a ✩✩✩✩✩, es que la mayoría empiezan por el tres y medio como punto de partida. Y no, amigos míos. Hay que empezar por el ✩, o mejor aún por el ⋆, porque estamos pasando de la nada, de lo incorpóreo, a algo material que se forma ante nuestros ojos, y tenemos que verlo crecer desde la base a todo lo que llegue de alto. Partir de la zona media como un gesto de cortesía es hacerle un flaco favor a la obra que se va a juzgar y al criterio de uno mismo. Y algo muy importante que también hay que considerar: no todas las ✩✩✩ son iguales, ni todas las ✩✩✩✩✩. Hay niveles incluso dentro de las jerarquías, y aunque es algo que he comentado en otro artículo no me canso de decirlo.

Ayer puntué con ✩✩✩✩ a las siguientes películas, entre otras:

La Question humaine (Nicolas Klotz, 2007) ✩✩✩✩
Funny Games (Michael Haneke, 2007) ✩✩✩✩
4 luni, 3 saptamini si 2 zile (Cristian Mungiu, 2007) ✩✩✩✩
Entre les murs (Laurent Cantet, 2008) ✩✩✩✩
Anticristo (Lars Von Trier, 2009) ✩✩✩✩
Un prophète (Jacques Audiard, 2009) ✩✩✩✩
Toni Erdmann (Maren Ade, 2016) ✩✩✩✩
You Were Never Really Here (Lynne Ramsay, 2017) ✩✩✩✩
The Tree of Life (Terrence Malick, 2011) ✩✩✩✩
Rango (Gore Verbinski, 2011) ✩✩✩✩
Mud (Jeff Nichols, 2012) ✩✩✩✩
Inherent Vice (David Fincher, 2014) ✩✩✩✩
Gone Girl (David Fincher, 2014) ✩✩✩✩
Knight of Cups (Terrence Malick, 2015) ✩✩✩✩
Rogue One (Gareth Edwards, 2016) ✩✩✩✩
Kubo and the Two Strings (Travis Knight, 2016) ✩✩✩✩

y aunque no voy a cambiar de idea en ningún caso, no todas poseen el mismo grado de audacia, belleza formal o riesgo conceptual. Parece evidente que los filmes de Malick son mucho más suicidas que Mud o Rango, por ejemplo, pero el filme de Nichols es prácticamente perfecto, y la diferencia entre lo que Verbinski busca y lo que encuentra en Rango es prácticamente inexistente. Son grandes películas, esféricas, redondas, cercanas a lo magistral, todas ellas, y aún las más cuestionables del grupo, Toni Erdmann o Un prophète, poseen una personalidad y una originalidad fuera de toda duda.

Claro que para dificultad, las de ✩✩✩✩✩:

The Pianist (Roman Polanski, 2002) ✩✩✩✩✩
Harry Potter and the Prisoner of Azkaban (Alfonso Cuarón, 2004) ✩✩✩✩✩
Children of Men (Alfonso Cuarón, 2006) ✩✩✩✩✩
In Bruges (Martin McDonagh, 2008) ✩✩✩✩✩
Melancholia (Lars Von Trier, 2011) ✩✩✩✩✩
Amour (Michael Haneke, 2012) ✩✩✩✩✩
La vie d’Adèle (Abdellatif Kechiche, 2013) ✩✩✩✩✩
Saúl Fia (László Némes, 2015) ✩✩✩✩✩
Eternal Sunshine of the Spotless Mind (Michel Gondry, 2004) ✩✩✩✩✩
The New World (Terrence Malick, 2005) ✩✩✩✩✩
Brokeback Mountain (Ang Lee, 2005) ✩✩✩✩✩
There Will Be Blood (Paul Thomas Anderson, 2007) ✩✩✩✩✩
I’m Not There (Todd Haynes, 2007) ✩✩✩✩✩
The Girl with the Dragon Tattoo (David Fincher, 2011) ✩✩✩✩✩
The Master (Paul Thomas Anderson, 2012) ✩✩✩✩✩
Boyhood (Richard Linklater, 2014) ✩✩✩✩✩
Spider-Man: Into the Spider-Verse (Peter Ramsey, Rodney Rothman y Bob Persichetti, 2018) ✩✩✩✩✩

Y a muchos podrá sorprender que alguien que pretende establecer cánones y que intenta hablar a todas horas de narrativa y de arte cinematográfico o literario (es decir que intente ser original y dejar huella en aquella que dice dentro de este marasmo de diletantes que es internet), incluya en este exclusivo ramillete filmes como Harry Potter and the Prisoner of Azkaban, In Bruges o Spider-Man: Into the Spider-Verse, filmes que muchos puristas que me conozco yo no incluirían ni hasta arriba de farlopa. Pero no me he vuelto loco ni me quiero hacer el iluminado. Estoy convencido de lo que digo, de igual forma que estoy convencido de que The Girl with the Dragon Tattoo es el mejor thriller de la historia del Cine (con permiso de The Silence of the Lambs y Basic Instinct…), de que La vie d’Adèle es uno de los filmes más hermosos y vibrantes de la historia del Cine y de que Saúl Fia es un filme absolutamente único. Esto son las joyas entre las joyas, y aunque a veces pudiera llegar a pensar que alguno de cuatro estrellas debería estar aquí, ninguno de estos podría no tener sus cinco estrellas, que les hacen acreedores de la más alta distinción…

…pero incluso aquí hay niveles, claro. El filme de Cuarón Children of Men es mucho más complejo de hacer que el filme de Cuarón Harry Potter and the Prisoner of AzkabanThe Master o Boyhood alcanzan tan asombrosa unidad de estilo, tan monstruosa capacidad de crear una segunda realidad delante del espectador, tal refinamiento de la puesta en escena, que el resto queda un poco disminuido en comparación. Pero la humanidad que desprende In Bruges o la euforia de Spider-Man: Into the Spider-Verse son en sí mismas únicas, y las sitúan, sin la menor duda, en el más alto pedestal.

Es muy complicado puntuar o valorar, y cuanto más cine ves o más literatura, peor. Por eso es necesario poner un canon en tu vida. Si As I Lay Dying, de Faulkner, posee sin pestañear las ansiadas ✩✩✩✩✩ (pues es quizá la más genial novela estadounidense del siglo XX), entonces muchas novelas que leemos y a las que algunos ponen tres, o incluso cuatro, no se merecen ni dos. Hay que ser honestos. Los creadores de esas obras geniales ya lo fueron al hacerlas, y nosotros tenemos que estar a la altura. Así de claro.

2 respuestas a “Sobre las ✩✩✩✩✩”

  1. Es muy interesante que hables de esto la verdad. La realidad es que resulta muy complejo valorar una obra, a mí siempre me va a parecer más fácil las estrellitas que los números, además de más estético y menos limitante. Pero sí que es muy difícil evaluar a nivel artístico algo como una obra cinematográfica sin recaer en los gustos personales que acaben tiñiéndolo todo irremediablemente y más difícil aún ponerle una calificación final, sea estrellitas o aún peor, números en frío, como si de un problema matemático se tratase (por eso aún sigo pensando que el arte no es taaan objetivo o tan exacto). Aunque claro, evidentemente esto que digo son solo divagaciones mías, no tengo idea de nada.

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