‘Use Your Illusion’ I & II, de Guns N’ Roses – Una joya imperfecta (1991)

Hay un par de cuestiones que cualquiera que sepa un poco de esto y que se pase la vida escuchando música, y descubriendo nuevos grupos y defendiendo algunas cuestiones estéticas, sabe perfectamente, y a las que voy a volver una y otra vez a lo largo de este ensayo. La primera de ellas es que cualquier álbum, de cualquier banda, incluso aquel con más canciones notables que mediocres, corre siempre el riesgo de resultar caótico no solamente por la variedad de sonidos y estilos que desarrolle cada uno de los temas, sino por el mero orden de esos temas dentro del disco. La segunda cuestión es que armar una buena banda no es tan fácil como juntar a cinco o seis o siete buenos músicos con un gran cantante. Todos los integrantes, aunque luego tengan sus diferencias internas, deben estar unidos y sentir la música, su música, de un modo parecido, o sólo serán un grupo más en el que cada uno va a lo suyo.

Guns N’ Roses fue (y aún es) una de las bandas de rock más famosas del mundo. Su disco debut, el celebérrimo ‘Appetite for Destruction’ (1987) fue no solamente uno de los más vendidos de la historia, sino que además revitalizó el casi siempre moribundo rock con un sonido muy punk (con ramalazos de Glam Rock, incluso), muy vivo, con unas letras agresivas, con un sonido muy callejero y muy honesto, en el que cinco tipos se presentaban al mundo y advertían que podían llegar incluso a más. En general se considera ‘Appetite for Destruction’ como la obra maestra del grupo y una de las más importantes del género. Este prestigio enorme no lo comparte el resto de publicaciones de estudio de GN’R, por cuestiones que ahora podemos desarrollar, pero una cosa es cierta: ahí había un grupo unido, que sentía la música de la misma manera y que a la hora de construir su primera publicación hizo un compendio casi perfecto de doce temas, en el que no sobraba ni faltaba ninguno, y en el que tanto el orden de las canciones como los sonidos desplegados eran sólidos y unificados.

Convertidos de la noche a la mañana en super-estrellas mundiales, después de haberse pasado años tocando en garitos de mala muerte, erigidos casi en iconos de la vida alternativa de Los Ángeles, los GN’R aún sacaron otro álbum, de ocho temas (cuatro del EP Live ?!*@ Like a Suicide más otros cuatro acústicos) que era el perfecto reflejo del Appetite, pues en él coexistían temas de nuevo agresivos y callejeros, muy punks, junto a otros como el ‘Patience’ o el ‘Used to Love Her’ mucho menos rockeros y más líricos. GN’R parecía querer demostrar que no solamente eran una banda de Hard-Rock, sino que en sus composiciones podían aspirar a un rango musical más amplio. Con estos dos álbumes cimentaron una enorme devoción entre crítica y fans, y fue entonces cuando Axl Rose, a la sazón la cabeza más visible y activa de la formación, decidió acometer el que sería uno de los proyectos más arriesgados que se recuerdan: la grabación de un disco doble, que vería la luz en 1991 y que sería al mismo tiempo la culminación de un estilo y de un sonido propios, el final de su prestigio entre los más puristas y el comienzo de la desintegración de la banda.

Un proyecto suicida

Viéndolo en perspectiva, podemos decir que la decisión de grabar este doble álbum, que en realidad es cuádruple, titulado ‘Use Your Illusion’, fue un acierto, pues en él se condensan las no pocas virtudes de esta formación musical y algunas de sus mejores composiciones, pero al mismo tiempo fue casi un suicidio, pues poner en el mercado nada menos que treinta canciones, algunas de ellas de considerable extensión, al mismo tiempo, es algo a todas luces inviable que solamente un milagro convirtió en un éxito comercial. El milagro se llamaba, claro, ‘Appetite for Destruction’ y ‘Lies’, dos grandes trabajos que fomentaron una gran base de seguidores dispuestos a apoyar este macro-proyecto. Pero desde luego podría haber salido un desastre comercial absoluto. Ahora bien, no estamos aquí para comentar sus posibilidades comerciales, sino sus hallazgos y sus fallos, pues tiene de ambos en gran cantidad y resulta apasionante y esclarecedor zambullirse en ellos.

Lo que el auto-denominado líder Axl Rose quizá jamás entendió, y fue una de las razones por las que al final se quedó solo en GN’R, es que allí había al menos cuatro compositores, es decir él y tres más, con tanto talento y personalidad como él mismo. Y solamente la confluencia de esos cuatro talentos pudo cristalizar en esos dos grandes primeros álbumes y en lo mejor del UYI. En otras palabras, que GN’R no eran él y cuatro músicos que le acompañaran, sino cinco o seis compañeros, todos ellos componiendo, escribiendo letras, aportando y creando en conjunto. Que a partir del UYI cada una de las canciones viniera firmada por uno o dos integrantes, en lugar de por toda la banda, seguramente fue uno de los motivos de la destrucción de la convivencia entre los compañeros, pero también demuestra hasta qué punto allí co-existían diversas sensibilidades y estilos que, juntos, podían dar tanto una gran variedad sonora y estilística como una gran dispersión tonal que podría destruir la unidad de cualquier disco, como precisamente el UYI. Porque por una parte tenemos las canciones y las letras grandilocuentes, casi épicas, de Rose, pero también las sonoridades más heavy, más fantasiosas de Slash, y las composiciones punk de McKagan, y el gusto por lo blues y lo country de Stradlin. Todo ello junto, y desarrollado y evolucionado, y a punto de provocar un desequilibrio fatal, convive en los dos vólumenes del UYI, y son lo que otorga riqueza, variedad y belleza al conjunto.

Prescindir de una de las patas, o de todas menos la de Axl, da como resultado un disco tan caótico y obtuso como el posterior ‘Chinese Democracy’, algo que probablemente Rose no entendió hasta que dio por finalizado aquel álbum después de tantos años de lucha. Aquí tenía la suerte de contar con Stradlin, McKagan y Slash, y por eso el UYI es algo tan especial. De todas formas, treinta canciones se antojan excesivas, casi un capricho narcisista. Es literalmente imposible conseguir una unidad conceptual con tantas composiciones y algunas de ellas tan variadas. Lo que al final otorga unidad a esta locura es su sonido, responsabilidad también por cierto del gran productor Mike Clink, que consiguió el milagro de que unas grabaciones muy complejas, extendidas durante meses, con los guitarristas grabando por un lado, la batería con remezclas por otro, y la voz de Axl realizando sus perfeccionistas sesiones cuando estaba de humor para ello, que con todo eso junto en definitiva se lograra una calidad de sonido tan extraordinaria como la que, a falta de otras consideraciones que ahora comentaré, posee este cuádruple disco. Vamos a comentarlos en profundidad:

Use Your Illusion I

El primero de los dos volúmenes comienza de manera insuperable, con un tema poderoso, muy guitarrero, casi heavy metal, titulado ‘Right Next Door to Hell’. Toda una declaración de intenciones.

Y continúa con el primer tema compuesto por Slash, Duff McKagan e Izzy Stradlin, y el primero también cantado por este último (con acompañamiento de Axl), con reminiscencias blues y el primer cambio de registro importante respecto al Appetite. Un gran tema que encontrará su reflejo también en el segundo del volumen II.

A continuación, el primer cover de este doble álbum. Uno en cada uno de ellos. En esta ocasión el famoso ‘Live and Let Die’, de Paul y Lind McCartney. Un extraño tema, con arreglos algo forzados, que supone el primer bandazo estilístico importante del disco (aunque no el último). Cierto que vocalmente Axl, en su cima, ofrece un gran trabajo, pero da la impresión de que estamos más ante un capricho que podría haber sido un descarte (el primero) que ante una buena idea.

El cuarto tema es el famoso ‘Don’t Cry’, que a pesar de su fama y de que es uno de esos temas que los poco rockeros siempre recuerdan, no está a la altura de ‘Sweet Child O’Mine’. No en vano fue un descarte del Appetite, y sorprende que tenga una versión para cada volumen, con las letras cambiadas. Lo mejor: el crescendo y el final.

El quinto, ‘Perfect Crime’ es un tema que bien podría haber pertenecido al Appetite, en cierto sentido, o que podría haber sido un buen descarte para un disco recopilatorio de este tipo. Es rockero e intenso, pero sin duda menor. Y el sexto, el irónico ‘You Ain’t the First’, bien podría haber formado parte del ‘Lies’: un acústico que supone un nuevo bandazo estilístico (ya van cuatro en seis canciones) que demuestra que si bien no es cierto que las canciones tuvieran un orden aleatorio, tal como afirmaba Slash, sí que este primer volumen está más deslavazado que el primero.

La cosa comienza a arreglarse con un tema soberbio de Stradlin, el séptimo, titulado ‘Bad Obsession’, con arreglos blues, con un teclado de bajo bien armado, y sobre todo con un harmónica de Mike Monroe realmente fabulosa. Aquí los riffs de nuevos son imponentes, la guitarra rítmica suena imponente y el conjunto es poderoso, con un Axl pletórico, para una canción de más de cinco minutos que debió ir a continuación del Dust N’ Bones.

De ahí a otro gran tema, el ‘Back off Bitch’, que comienza con una zona de apertura muy rockera, con la risa salvaje de Axl, la guitarra al límite de Slash. Son temas como este los que otorgan contundencia y solidez al conjunto, mucho antes que el ‘Perfect Crime’, el cover de McCartney o la balada menos inspirada de los GN’R.

La cosa sigue hacia arriba con el mejor tema hasta el momento, que es el imponente, inolvidable, ‘Double Takin’ Jive’, escrito y cantado por Stradlin, que además se encarga de los solos, mientras que Slash ejecuta la guitarra clásica española. Una canción insuperable, que está muy bien incrustada entre la anterior y la siguiente, pues supone una estimulante transición de estilos (por primera vez), y casi una introducción al épico y lírico siguiente tema.

Y es que use me hace muy difícil de creer, por mucho que Slash insistiera, que el orden de las canciones fuera aleatorio. De alguna forma, el ‘Double Talkin’ Jive’ de Stradlin nos prepara para el ‘November Rain’ de Rose, que es con justicia uno de los temas más famosos de la historia de los GN’R. Una gran balada, aunque inferior a ‘Estranged’, al que quizá le sobran los coros y algún arreglo «floral», por quedar demasiado recargada en algunas zonas. Pero su letra y su melodía son insuperables, así como ese final épico con uno de los mejores solos jamás compuestos por Slash:

Hasta aquí tenemos un recorrido en un crescendo que quizá queda deslucido por las canciones 3, 4, 5 y 6 del álbum. La zona final es mucho más interesante y de nuevo es un crescendo hasta el mítico ‘Coma’, empezando por otra canción de corte irónico, la desenfadada, casi glam, con unos solos espectaculares de Slash, con una voz de ultra-tumba de Alice Cooper acompañando a Rose, ‘Garden of Eden’:

Y a continuación casi su opuesto, titulado ‘Garden of Eden’, que es una extraña mezcla de heavy metal y metal experimental, con uno de los tour de force vocales de Axl más interesantes y más difíciles de describir. Convenientemente breve y brutal:

Otro gran tema el número doce, que parece una mezcla del ‘Bad Obsession’ y el ‘Back Off Bitch’: es decir es uno de esos temas que otorgan solidez y contundencia al conjunto. Las letras, muy elaboradas, suponen un nuevo cambio de registro para un Axl desatado, pletórico:

De nuevo dos temas menores, que se antojan algo largos para lo que aportan. Algo histéricos y repetitivos. Son el ‘Bad Apples’ y el ‘Dead Horse’. No son malos en absoluto y albergan buenos momentos, pero no añaden nada nuevo y podrían haber sido descartes perfectamente. Además, lo que estamos es deseando que comience el gran tema del disco, el impresionante ‘Coma’, y ‘Don’t Damn Me’ podría haber sido una estupenda introducción:

He incrustado los diez temas que yo creo que deberían haber quedado para que este primer volumen fuera mucho más sólido y menos deslavazado. Terminar con un tema tan épico, notable y en muchos aspectos como el ‘Coma’ es caballo ganador para cualquier disco. Y este volumen I, inferior al II, poseería al menos una unidad que tal como quedó se ve muy comprometida. Ahora bien, la producción y el sonido rayan en la perfección, y el genio vocal de Axl y la maestría de Slash en los solos son un hecho indiscutible. Vamos con el II:

Use Your Illusion II

Estoy de acuerdo con lo que tantos dicen de que no deberían haber empezado con ‘Civil War’, pese a ser una canción magnífica. El ‘Pretty Tied Up’ habría sido un comienzo mucho más apropiado para un disco rock de estas características, pero en fin. Hay que reconocer que este tema, que comienza con un diálogo del filme ‘La leyenda del indomable’, es una maravilla épica, en su letra, en sus voces y en sus guitarras:

El segundo tema de este volumen es otro grande: el ’14 Years’ de Stradlin, que hace pareja perfecta con el ‘Dust N’ Bones’ del volumen I, que también era el segundo corte de aquel. De nuevo toques blues para una construcción perfecta, que sorprende que no sea uno de los temas más recordados de GN’R, porque es uno de los mejores:

La cosa sigue por todo lo alto con el tercer tema, una balada rockera y muy guitarrera que es muy superior al ‘Don’t Cry’ en todo, pero que de nuevo es poco recordada. Poco importa:

Y llegamos a uno de los grandes hitos (junto a ‘November Rain’ y ‘Coma’ y lo que está por venir en este volumen) de este álbum doble/cuádruple de GN’R, su maravilloso cover de la mítica canción de Bob Dylan, muy superior en todo al otro cover del primer volumen. Pocas veces una nueva versión ha poseído la belleza, la emoción de esta, con unos arreglos y unas innovaciones que yo diría son perfectas, para una banda en estado de gracia:

Se rompe esta lógica épica, dramática y lírica con la primera canción irónica del álbum, la intensa ‘Get in the Ring’, que en condiciones normales habría sido un descarte. Suerte que el sexto corte, el adrenalítico ‘Shotgun Blues’, está a altura del ‘Bad Obssesion’ o el ‘Back Off Bittch’ y que el séptimo y fabuloso ‘Breakdown’ no deja mucho margen a la duda, y eso que también es irónico y supone un nuevo cambio de registro pero su crescendo es insuperable


Y es que es un álbum mucho más sólido y mejor engarzado que el primero, con menores irregularidades, caídas de ritmo o caprichos estilísticos, y lo confirma uno de los mejores, el extraordinario ‘Pretty Tied Up (The Perils of Rock and Roll Decadence)’, otra pieza magistral de Stradlin, con unos solos, unos riffs, unos vaivenes emocionales y conceptuales, que la convierten en una de las cinco o seis mejores de toda la historia de GN’R:

Y le sigue otro gran tema, aunque quizá demasiado largo y a la sombra del ‘Coma’ del I, el poderoso aunque algo repetitivo ‘Locomotive (Complicity)’, que pese a todo merecía estar aquí por la complejidad de sus letras, por la exigencia vocal de Rose, por los impresionantes solos de Slash:

El 10 es el corte de McKagan, una pieza muy bien ejecutada, aunque algo menor, una extraña balada, decadente y melancólica, la perfecta introducción del siguiente grandioso corte:

Y desembocamos en el mejor corte de los dos discos, el irrepetible ‘Estranged’, una pieza de 9 min y 23 seg que se hace corta, un tema que es casi rock progresivo, con las letras más hermosas y los arreglos más líricos que ha conseguido componer Axl Rose, y con algunas de las guitarras más elevadas que pudo firmar (sin acreditar), el bueno de Slash. Una joya que quizá debió ser la última del volumen II:

Para terminar el muy conocido (sobre todo porque es parte de la banda sonora de ‘Terminator 2: Judgement Day’), ‘You Could Be Mine’, que sin duda es un tema poderoso, enérgico y muy metal, que viene a certificar la fuerza de las guitarras y su capacidad para llevar el rock a un estilo muy personal que ya cuajó en su primer álbum.

La segunda versión del Don’t Cry no añade nada a la primera. Y el ‘New World’ sólo puede calificarse de capricho o broma: una pieza de 1 min y 26 seg que es una gris coda a este gran álbum. En definitiva: 11 temas de este segundo disco, más los diez del primero, para un total de 21 temas muy notables, algunos realmente superlativos, como el ‘Estranged’. No es poco, para un álbum ciertamente deslavazado, que seguramente ha recibido más críticas negativas de las que merece, y en el que los GN’R habían encontrado un sonido muy potente y personal.

Si hubieran sido inteligentes habrían construido sus futuros discos en base a este, o en base a los tres primeros, y habrían seguido buscando si sonido. Quizá en un disco posterior, cuatro o cinco años después, o en dos o tres discos posteriores, diez o quince años después. Se habrían guardado algunas balas en la recámara (nunca mejor dicho…) y habrían seguido creciendo. Pero no lo fueron. Bien es sabido que el posterior ‘The Spaguetti Incident?’ es un disco de covers precisamente con descartes de este, y que nunca hubo oportunidad de continuar, porque Stradlin, Slash y McKagan se largaron (o fueron despedidos, según la versión), incapaces de seguir aguantando la tóxica presencia de Axl. Y ahora que se han reunido (contra todo pronóstico) para llevar a cabo una larguísima y exitosa gira, parece poco probable que vayan a publicar material nuevo.

Ahí quedó esta joya imperfecta, para dar testimonio de lo que pudo ser y nunca fue, con un buen puñado de canciones maravillosas que nunca nos cansamos de volver a escuchar, casi como si fuera la primera vez.

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