Algo de lo que me he dado cuenta después de tantos años en las diferentes escuelas de Cine a las que fui (alguna mejor que otra…), después de tanto escribir, de hacer cortometrajes, de charlar a todas horas sobre Cine y Literatura, después de ponerme en serio con lo de ser novelista, y ahora que estoy con el Canon de Series y con Viajeros de la noche, es que muchos que creen que «saben mucho» de Cine, independientemente de que tal cosa sea cierta o no, son bastante soberbios, y que la mayoría de ellos únicamente ven películas, una tras otra, y poca cosa más. Es decir: son unos analfabetos de manual.
A lo largo de los veinte últimos años de mi vida no puedo enumerar cuántos tipos (sobre todo varones, es lo que tiene la testosterona…) me han dado la vara con cuántas miles de películas han visto, con cuánto saben de eso que ellos llaman «el séptimo arte», y por tanto los extraordinarios cinéfilos que son. Basta que yo abra la boca sobre alguna película en cualquier debate, para que surjan dos o tres de esos y luego no me dejen en paz (a veces durante años…), insistiéndome en que se han visto prácticamente todo lo que se ha hecho en Cine, algo prácticamente imposible teniendo en cuenta la producción anual de películas. Se parece a eso de que mi coche es más grande y más potente que el tuyo, es decir a una sustitución neurótica del tamaño del pene. Pero, claro, luego hablas con ellos más allá de las cuatro o cinco cosas que dicen dominar, y casi siempre te las tienes con un adolescente disfuncional, a veces de cuarenta o cincuenta años…
Lo cierto es que no sólo de Cine se puede vivir, y si de verdad quieres conocer a fondo el Cine no te queda otro remedio que conocer de bastantes cosas más. Algunos un poco más avispados se empapan de la semántica y del lenguaje cinematográfico y bueno, pareciera que tienen algo que en realidad no tienen, pero lo cierto es que a menos que tengas conocimientos por lo menos básicos de Literatura, Teatro, Poesía, Fotografía, Pintura, Música y Arquitectura, lo llevas más bien crudo. En realidad, todas las artes se alimentan unas de otras, y por mucho que te hayas visto en tu vida 16.000 películas, si apenas lees y si no tienes nociones de bellas artes, te quedas (como se quedan el 99%) en un friki, un fanático que no sabe muy bien de lo que habla. Las tres artes más abstractas (la Literatura, la Música y el Cine) se vampirizan unas a otras, en mayor o menor medida, mucho más de lo que pudiera parecer, y cuando alguien se pone a hablar o a escribir sobre una película, queda meridianamente claro, y con gran rapidez, qué tipo de lecturas y qué tipo de música son las que habitualmente lee o escucha… si es que lee o escucha algo.
Sin embargo no es necesario conocer el Cine, siquiera tangencialmente, para conocer la Literatura y la Música, y ese es uno de los no pocos indicios que nos hacen sospechar que son artes mucho más desarrolladas que este por el que tantos escriben y hablan y están obsesionados. Además, ver 2.000 películas es relativamente fácil, pero no así leer 2.000 libros.
Lo que yo siempre, ingenuamente, espero (por mucho que algunos piensen que no digo la verdad en esto) es encontrar interlocutores válidos, con los que poder hablar y quizá aprender, pero eso no es fácil según uno va cumpliendo años y va a acumulando bagaje. Y no me refiero ya a ese vertedero intelectual y moral que es Twitter, sino en el día a día, en nuestras interacciones sociales. Pareciera que todo es una competición a ver quién vio la película más rara o el libro más inclasificable, en lugar de compartir conocimientos, o de llegar a hechos consumados. Por eso me gusta hablar con mis compañeros de Viajeros de la noche, porque creo que no vamos de sobrados, sino que indagamos lo mejor que podemos en aquello sin lo que no podemos vivir… y nunca es sólo Cine, también series, cómic, Literatura, Música, videojuegos… lo que sea. No hay tiempo para nada y los años pasan volando sin que uno se entere, pero el poco tiempo disponible no puede dedicarse solamente al Cine, por mucho que nos vuelva locos…