Para empezar volveré a decir, por enésima vez, que no soy especial partidario de este filme, como no lo soy de ninguno de Nolan salvo ‘Memento’ (2000), y aún ese con algunas reservas. Tampoco soy especial defensor de las películas de superhéroes, que desde hace unos quince años vienen arrasando con todo y dando la vara al personal y consiguiendo, todo hay que decirlo, muy pocos títulos interesantes.
Yo soy defensor y entusiasta de: grandes secuencias, de grandes estilos, de la puesta en escena, de las grandes interpretaciones. Y aquí en ‘The Dark Knight’ hay una gran interpretación, una de las mejores de la historia del cine. Pero claro, decir eso es fácil y explicarlo, o argumentarlo, un poco más difícil. Yo creo que debería bastar con estos doce vídeos, que representan casi la totalidad de las apariciones de Ledger en la pantalla, para demostrarlo. Pero probablemente (seguramente, en realidad) hay que añadir algo más. Hay que explicar el porqué.
Lo cierto es que ‘The Dark Knight’ es un filme muy parecido a todos los demás de Nolan: puesta en escena grandilocuente y algo repetitiva, escasa profundidad conceptual (lo que hay es lo que vemos, sin trascender), una narrativa bastante esquemática y una dirección de actores efectiva pero elemental. Por eso es más fácil detectar un milagro como la interpretación de Ledger. Con ello, además, se puede ejemplificar muy bien el hecho de que la puesta en escena debe estar al servicio de la dirección de actores y la construcción de personajes, y no al revés, como parece que claman los «especialistas en semántica», porque es aparecer Ledger y de pronto la cámara y el montaje de Nolan se vuelven mucho más interesantes.
Vamos a echar un vistazo a cada de las secuencias en las que aparece este actor portentoso (que antes de ‘Brokeback Mountain’ era un intérprete bastante mediocre…), y confío en saber explicarme y estar inspirado para trasladar todas las razones que me llevan a pensar que estamos ante una de las cimas interpretativas del cine de todos los tiempos:
1 – Secuencia del robo:
Como presentación, la puesta en escena está bastante bien, además de emplear el recurso habitual de presentar al villano de espaldas y colocándose la máscara, lo más destacable es que no se la quita hasta el final, y tampoco dice nada hasta el final. Bajo la máscara, otra máscara, la del verdadero Joker, ahora en primerísimo primer plano, y finalmente dándonos la espalda al meterse en el autobús. Es decir, que gran parte de la secuencia es sólo lenguaje no verbal (que como veremos maneja a la perfección), y al final golpea con su rostro y con su voz. Imposible empezar mejor.
2 – Secuencia con los jefes mafiosos:
Esta es la verdadera presentación, la puesta en largo, del personaje. De nuevo llega de espaldas, pero lo primero que se escucha es su risa. Durante la película mostrará diferentes tipos de risas. Esta burlona y desafiante. Su maquillaje no es perfecto, como el Joker de Jack Nicholson. Ya aquí demuestra que es más inteligente y más decidido que todos los que están en la mesa. Todas las miradas convergen a él y es el que manda en la secuencia de manera clara.
3 – Secuencia de «why so serious?»:
Cambio de registro absoluto. De la risa burlona y desafiante, pasa aquí al ataque. Engaña a todos haciéndose pasar por muerto. Aquí da verdadero miedo contando la supuesta historia de su infancia. Lo genial de esta escena es que un personaje que a su vez está interpretando un papel.
4 – Secuencia del vídeo casero:
Sin lugar a dudas la escena más aterradora de todas. Ledger lleva aquí la pequeña cámara en su mano, de modo que podemos decir que la puesta en escena es toda suya. Otro primer plano en el que vemos a un monstruo fuera de sí… pero antes hemos escuchado su monstruosa voz gritando a su víctima. En este Joker, al contrario que en el resto, su voz es tan importante, tan poderosa, como su aspecto.
5 – Secuencia del «now i’m always smiling»:
Secuencia en la que se van superponiendo las capas hasta ahora mostradas: lenguaje no verbal (el modo en que amedrenta a su víctima), voz poderosa, interpretar una escena dentro de una escena (nueva mentira sobre cómo se hizo las heridas), un nuevo registro de su risa. Aquí Ledger podría haber optado por alguno de los anteriores cuatro registros. En lugar de eso los une todos y da uno nuevo: el del villano capaz de enfrentarse a Batman.
6 – Secuencia del «Hit me!»:
Aquí es un todo o nada. Batman tiene que elegir entre atropellarle y acabar con él, rompiendo así su única regla, o estrellarse. Joker sabe perfectamente lo que va a hacer… pero aún tiene que arriesgarse. Al decir «hit me!» vemos a un nuevo Joker: el que se lo juega todo a una carta y ha de forzarse a no moverse aunque su instinto le diga lo contrario.
7 – Secuencia del interrogatorio:
Probablemente la escena más recordada y en cierto modo la más completa y la que ofrece más matices. Aquí el Joker va a dar un muestrario casi competo de su ideología. Es un mentiroso y un manipulador al estilo de Charles Manson, pero también es un ideólogo. Nolan le da la oportunidad de hablar y Ledger no la desaprovecha. Es su diálogo más racional, en el que habla de tú a tú a alguien que considera su igual (Batman), cuando todo se descontrola, recuperamos el Joker de otras secuencias: el burlón, el cínico, el que se lo juega todo a una carta, el de la risa de hiena. Sencillamente magistral.
8 – Secuencia de la llamada de teléfono:
Otra breve y magistral secuencia: el Joker manipulador en toda su complejidad. Primero mostrándose vulnerable y luego comenzando a pinchar una herida emocional que sabe le dará ventaja. Tanto la máscara de su rostro como la voz consiguen un efecto perturbador.
9 – Secuencia de la montaña de dinero:
Aquí tenemos un nuevo Joker (ya van unos cuantos), esta vez manejándose ya como un jefe de la mafia, como el líder absoluto del submundo de Gotham, pero también tenemos unas gotas del Joker ideólogo («no es cuestión de dinero, sino de mandar un mensaje»).
10 – Secuencia con Harvey Dent/Dos Caras:
Esta es la secuencia técnicamente más compleja de todas para un actor, porque en ella es en la que va ofreciendo más registros, y porque delante tiene al mejor actor después de él, Aaron Eckhart, que a su vez da otro recital interpretativo (siempre inferior al de Ledger, por supuesto). La sinergia entre los dos es perfecta. Aquí el ideólogo Joker se vuelve más persuasivo que nunca, siendo a veces burlón, a veces desquiciado, y de nuevo se juega todo a una carta: cara o cruz que Dent le vuele la cabeza. Todo concluye con los ojos de Ledger mirando a su interlocutor. Excelso.
11 – Secuencia de los ferrys (sólo voz):
Aquí una nueva vuelta de tuerca a un escándalo de interpretación: esta vez sólo voz. Es suficiente, porque con ella aterroriza a todos los presentes y a cualquier espectador que se precie. Todo es un experimento sociológico que seguramente termine mal. Es tremendamente difícil fusionar un pensamiento psicótico con una actitud racional y además resultar narrativamente atractivo. Y aquí Ledger lo logra con una aparente facilidad que le pone en la estratosfera.
12: Secuencia final:
Traca final: Joker/Ledger comienza por todo lo alto, sintiéndose ganador, y después pierde su última partida por un mero despiste. Pero no importa, porque es el ganador moral, y lo sabe. Colgado boca abajo de muchos metros de altura, sigue dominando completamente la escena, y aunque acaba llorando (algo que rompe con la lógica del personaje), es un cierre perfecto para su personaje.
Bien, con este personaje, esta caracterización y esta ejecución, quedan clara varias cosas:
–Es muy difícil encontrar un personaje tan extremo del que su intérprete no pierda el control.
–Es un trabajo de una enorme complejidad técnica.
–La puesta en escena termina contagiándose de su presencia, es decir está a su servicio, y no al revés.
–El repertorio de registros dentro de una gran interpretación, en este caso, parece casi inabarcable.
–Arrancando estas secuencias de la película, o imaginándolas con un actor menos dotado que Ledger parece claro que la altura global del filme se resentiría enormemente.
Este trabajo, por parte de Ledger, es de una genialidad absoluta por su enorme autoxigencia, por la facilidad con la que podría haber caído en la parodia, el lugar común o la autocomplacencia que te lleva a secuencias con facilidades evidentes. Resulta imposible verle la tramoya a Ledger, a pesar de que hay un inmenso trabajo de preparación detrás. Pareciera que es puro instinto, que es llegar y lograrlo, sin ensayos ni trucos. Y finalmente resulta persuasivo, convincente en todo momento. Es de admirar este papel, a la altura de un Hopkins en ‘The Silence of the Lambs’ (1991) o una Stone en ‘Basic Instinct’ (1990)… incluso de un D. Lewis en ‘There Will Be Blood’ (2007). La forma en que Ledger se la juega en cada escena, se plantea diferentes retos (voz, risa, lenguaje no verbal, diferentes tonos interpretativos), y sale triunfante de todos ellos es realmente histórica. Y lo hace siempre con una máscara que revela su verdadera naturaleza, en lugar de ocultarla. Es decir, lo hace componiendo un personaje real, rugoso, físico, tangible.
Y por eso es uno de los mejores trabajos de la Historia del Cine.