Géneros cinematográficos: el Musical

Cada vez que escribo sobre un género intento encontrar lo que es específico en él, lo que no comparte con ningún otro género y lo que lo convierte en un tipo de filme muy específico, muy concreto, que emplea determinadas herramientas para alcanzar su propio rango. Y de los ocho grandes géneros pocos hay tan codificados, exactos y concretos como el Musical, que sin embargo no debe circunscribirse únicamente a los filmes de ficción musicales canónicos, pues al igual que ocurría con el bélico, puede (y ha de…) ampliarse a todos los soportes, incluido el videoclip y el documental o reportaje musical, pues todos ellos dependen del mismo código genético.

Por tanto, si sólo nos limitáramos a hablar de los filmes clásicos de Fred Astaire y Ginger Rogers, de Stanley Donen con Gene Kelly, o muchos otros de esa clase, sólo estaríamos haciendo lo que por otra parte se ha hecho casi siempre: ceñirnos a un fenómeno localista, y no global, como certifica el hecho de que la industria de Bollywood, una industria bastante más grande que la de Hollywood, se sustenta sobre todo de musicales. Pero además, negaríamos que realmente lo son no pocos videoclips (en realidad la mayoría de ellos) y no pocos de los muchísimos documentales sobre música o sobre músicos que nos ha regalado el cine. Pero que se tranquilice el lector porque no es mi intención llevar a cabo aquí un compendio, sino dejar claro que de la misma manera que el Western no es sólo John Wayne, el Musical no es sólo ‘Cantando bajo la lluvia’ (‘Singin’ in the Rain’, Stanley Donen, Gene Kelly, 1952).

En mi opinión, completamente personal y por ello prescindible y discutible como la de cualquier otro, el Musical sí es lo que nunca será el western canónico estadounidense: el género de géneros. Y voy a intentar explicar por qué.

Escribiendo las numerosas Mini Críticas de mi Archivo, me he dado cuenta, yo solito, de lo mucho que ha dependido el cine de la literatura. Pero mucho antes ya de ponerme en ese empeño un tanto suicida, ya había pensado en lo mucho que el cine ha vampirizado la música, pues con ella ha modelado sus formas y ha maquillado sus numerosas carencias expresivas, hasta el punto de que es extremadamente inusual encontrarse un filme sin música. E incluso existe un subgénero, o por lo menos tono de películas según mi clasificación, como es el melodrama, que como su mismo nombre indica, es un drama musicado, cuyas emociones y estructura dependen íntimamente de la música.

Pero más allá de eso, es un hecho, para algunos, que todas las artes narrativas, especialmente el cine, aspiran a ser música, y solamente cuando lo consiguen trascienden el mero cuenta cuentos y aspiran a convertirse en parte de las bellas artes, tal como sucede también con la literatura. El cine es una sinfonía de imágenes, y es algo que pienso desde hace mucho tiempo, con su ritmo y su tempo, con su tono y su armonía, su cadencia y su estructura interna y externa. Es imposible, para un montador, no hablar de la construcción de la película en términos no musicales

Por eso muchas veces resulta casi imposible no introducir música, y hacerla parte sustancial de la estrategia narrativa de cualquier película, e incluso parte medular de ella, como en el caso de los musicales, cuya codificación es quizá de las más estrictas, y consiste en este simple y breve ADN:

–La historia no puede entenderse si extraemos de ella las canciones.

Nada más. Y en algunas películas se bailará y en otras no, pero sin canciones que cuenten la historia, no hay película musical. Y lo interesante es que este género de géneros puede incluir en su seno casi cualquier género o subgénero, y así han existido musicales western, musicales noir, musicales dramas históricos… e incluso de terror, como demuestra el videoclip más famoso de la historia:

Dirigido por John Landis, esta breve historia, que podría considerarse un corto de terror, demuestra que no hay límites para el musical siempre que se tenga el suficiente talento cinematográfico, y Landis lo tiene y desde el minuto 8:28 hasta el 9:40 obtenemos una pieza musical magnífica, tan bien rodada como los bailes de ‘West Side Story’, y con una densidad conceptual, una fuerza en el corte del montaje, una inventiva visual, que la convierten en un musical absolutamente canónico y maravilloso, más allá de las evidentes limitaciones interpretativas de Michael Jackson, como también lo fue por cierto el de ‘Bad’, dirigido por Martin Scorsese:

Por no decir esta pequeña broma de Fatboy Slim, titulada ‘Weapon of Choice’, en la que Christopher Walken adquiere poderes voladores:

Pero ha habido unos cuantos más, así como lo son el documental ‘The Last Waltz’ (1978), también de Scorsese, o ‘Let’s Get Lost’ (1988) de Bruce Webber, entre muchos otros, en los que sin los números musicales no pueden entenderse la historia, o por lo menos la narración, que intentan mostrarte.

Cada uno tendrá su musical o musicales favoritos, y seguramente sus placeres culpables, que a lo mejor, con un poco de suerte, he incitado al lector a volver a ver y disfrutar de nuevo.

5 respuestas a “Géneros cinematográficos: el Musical”

  1. El musical no es un género que me atraiga mucho, sinceramente. Creo que es el conjunto de la coreografía con el tipo de música que suele relizarse lo que lo hace poco interesante para mí (alguna excepción hay). También puede ser que haya visto pocos precisamente por las pobres experiencias.
    En todo caso lo has encajado perfectamete con la descripción: «La historia no puede entenderse si extraemos de ella las canciones».

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    • En realidad, supongo, todos tenemos géneros que nos atraen más y que nos atraen menos.

      Pues no es mía esa descripción. Digamos que la he robado, no voy a contar a quien (es personalidad célebre), pero es que cuando la escuché supe que era la mejor definición de musical.

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