Las diferencias entre un relato y una novela

Mucha gente cree que sólo existe una única diferencia entre un relato y una novela, de la misma forma que sólo existe entre una largo y un cortometraje: la duración o la extensión. Pero lo cierto es que existen algunas más. Desde luego, la extensión (que podríamos definir por el número de palabras más que por el de páginas…), es importante y es un factor definitorio, pero en absoluto el único, y basta leer con detenimiento una novela de, por ejemplo, doscientas o trescientas páginas, y un relato de diez o veinte páginas, para percatarse de ello. De hecho, también existen diferencias entre relato corto y largo, y entre novela y novela corta.

Se dice, y con razón, que en una novela tienes más tiempo para desarrollar tus ideas, y en un relato menos. En realidad es el tiempo lo importante, pero el tiempo verbal, y sobre todo su percepción por parte del lector, algo que el escritor debe tener muy en cuenta. Una novela puede escribirse en pasado (la narración ulterior) o en presente, y un relato también, pero la diferencia es que en una novela, empleemos pasado o presente, el lector debe tener la sensación de que está leyendo algo que sucede ahora mismo, ante sus ojos, así sea que el narrador se refiere a eventos que tuvieron lugar hace miles de años. Sin embargo, en un relato, el escritor, emplee un verbo presente o pasado, se refiere a cosas que sucedieron y concluyeron, a un pasado en el que tuvieron lugar unos eventos que ahora son relatados (contados), y esa es la sensación que ha de transmitir al lector: la de que le refieren hechos ya sucedidos, no presenciales.

Esto es fundamental. No es lo mismo decir que fulano de tal hacía tal cosa en su vida, como que fulano de tal hizo tal cosa, fue a tal sitio, le sucedieron tales sucesos…. Una forma implica presente, algo que está en movimiento ahora mismo, la otra implica pasado, algo cuyo movimiento ya concluyó. Pero esa no es, ni por asomo la mayor diferencia, aunque de esto deriva.

La diferencia fundamental es que en un cuento se relata, y en una novela se «novela», valga la redundancia. Esto entronca con lo que decía del tiempo verbal que el escritor ha de inocular al lector. Y no es lo mismo, para nada, contar que novelar, y me temo que muchos autores, supuestos grandes novelistas, no novelan, sino que relatan. ¿Y cómo puedo demostrarlo? Pues en primer lugar precisamente por el tiempo verbal. Muchos novelistas no nos narran en pasado (preferiblemente pretérito imperfecto) para dar la sensación de hechos en presente, sino que nos los cuentan en pasado, en pasiva, y como si ya hubieran sucedido. En muchas grandes novelas se utilizan varios tiempos verbales, y se crean varios niveles temporales, algunos de ellos en pasado, para hablar durante unos cuantos párrafos de la vida de un personaje… pues bien, muchos novelistas hacen eso en toda la novela.

Por lo tanto, no novelan. Lo que hacen es escribir un relato muy largo, de ochenta o cien mil palabras, que acaba resultando, por pura lógica, increíblemente largo. Les queda largo hasta una novela de cuarenta mil palabras (lo justo para ser considerado novela y no novela corta), ya que contar todo en pretérito, en pasiva y relatando en lugar de novelando, se vuelve una literatura increíblemente lenta y plúmbea.

Ha habido muy pocos maestros del relato, muchos menos que de la novela. Además, algunos de ellos han sido también grandes novelistas. Quizá sea por la dificultad para encontrar tu propia personalidad en un medio tan complejo como el relato, en el que en diez páginas has de contar una historia bien definida, por lo que a menudo es necesario comenzar la narración «in medias res». Y mucho más difícil ahora, con la predominancia de novelas largas, muchas de ellas verdaderos tochos, narrados como se narran los cuentos, casi nunca novelados. Pero el relato es un género literario apasionante, que pese a su poca atención actual sigue consiguiendo adeptos y escritores dedicados casi en exclusiva a ellos.

Porque además, novelar significa presentar una realidad consistente y sensorial delante del lector, algo que no es necesario hacer en un relato (el que tampoco tienes espacio para hacerlo). Novelar bien, algo que parece vedado a unos pocos, significa crear una segunda realidad. Relatar, hacer un relato, es crear una anécdota vibrante, en la que puedan ir de la mano una apreciación moral y una mirada personal del autor. Existen muchos novelistas que no tienen la capacidad de escribir cuentos, y no pocos cuentistas incapaces de escribir una buena novela, lo que prueba, definitivamente, que son dos cosas distintas, parecidas, primas hermanas, pero nunca iguales.

4 respuestas a “Las diferencias entre un relato y una novela”

  1. Qué razón tienes… Muy pocos escritores dominaron todos los registros o géneros, tanto en prosa como en verso, como por ejemplo Wilde.
    Yo tardé mucho tiempo en racionalizar esto que explicas. Para escribir relatos, por ejemplo, antes lo hacía casi por intuición, y nunca lo he intentado, por el momento, con una novela.
    Estas diferencias las has ido sacando tú o te has leído algo?? Me interesa muchísimo el tema.

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