Sobre la ficción he escrito ya bastante, y tengo la sensación de que voy a escribir y a investigar mucho más sobre ella, porque es realmente el tema, el aspecto, que más me interesa de la Literatura, el Cine o las series de televisión, y tengo la sensación de que muchos que escriben sobre estas disciplinas no se detienen mucho a reflexionar sobre ella.
Pero además este artículo me sirve como compendio de ideas, porque estoy seguro de que cuando llevemos a cabo el inevitable y muy interesante debate sobre videojuegos y Cine en nuestro podcast, en el que esperemos contar con algún magnífico invitado que aporte una nueva dimensión a lo que alllí vamos hablar, volveré al tema de la ficción, que es la piedra de toque del verdadero Cine y la verdadera Literatura, creo yo, y que es lo más problemático a la hora de considerar a este entretenimiento masivo llamado videojuego. La mayoría de las veces uno escribe para sí mismo, antes que para los demás, y este caso no es una excepción.
Y si ayer escribía yo acerca de que al parecer muchos están deseando ver a los críticos de Cine muertos y enterrados, casi tanto como desean ver al Cine o a la Literatura enterrados y desaparecidos, porque se pasan la vida alertando sobre su muerte inminente (era yo un chaval y ya se hablaba de ello, y seguramente mucho antes también), hoy voy a referirme siquiera de manera tangencial a todos aquellos que directamente están por firmar la defunción del Cine y de verlo de una santa vez sustituido, arrojado del trono del «entretenimiento», para poder situar allí a los videojuegos, como si fuera necesario cargarse al Cine para que los Videojuegos puedan adquirir un estatus que por lo visto ahora se les niega por alguna «extraña» razón. No he acabado de entender la necesidad que tienen los jugadores habituales de videojuegos o los creadores de estas plataformas de entretenimiento de que aquello que juegan y aquello que diseñan sea considerado un Arte a la altura del Cine o la Literatura, y ahora tengo que entender también por qué esta gente necesita destruir la importancia del Cine con el objeto de que aquello que a ellos les entretiene se eleve.
Esta situación y algunos conceptos más son los que voy a intentar esgrimir en el tan ansiado debate (y espero que no sea el único en la segunda temporada de VDLN) en el que mis compañeros y algún invitado que otro supongo que me darán cera de la buena porque no estarán de acuerdo conmigo. Pero para eso se crearon los debates, para poner sobre la mesa posturas contrapuestas, y que el oyente saque sus propias conclusiones. De lo contrario no es un debate.
¿Por qué los videojuegos nunca, o casi nunca, pueden ser ficción? Porque el estatuto de ficción se triangula alrededor de un narrador, unos personajes y un tiempo y un espacio narrativos. Los «jugones» (me van a permitir que les llame así) insisten mucho en que los videojuegos también cuentan historias (aunque el propio Adrián Suárez acaba reconociendo que no son un medio apto para contar historias…), pero historias se pueden contar en muchos medios y de muchas maneras y puede que no posean un estatuto de ficción. Un videojuego asume, al igual que sus creadores de forma implícita, que aquello que nos presenta no es una ficción que pueda erigirse como espejo de la realidad, sino que lo que en ella hay de personajes y de historia o trama no es más que una excusa para envolvernos en una dinámica de juego dentro de un universo establecido. Pero en la ficción sucede exactamente al revés: la dinámica de la trama y el universo establecido son una excusa para hablarnos de los personajes y establecer un discurso, una dialéctica, entre la ficción y la realidad.
Los videojuegos asumen de manera implícita que aquello que cuentan no puede poseer el estatus de ficción porque de lo contrario no serían videojuegos. Solamente, mediante una rara metamorfosis, casos extrañísimos como el de The Last of Us (I y II) y Red Dead Redemption (también 1 y 2) han conseguido acercarse algo a un estatuto de ficción, empujando las posibilidades de su medio para contar algo más que una dinámica de acción sin límites, pero incluso ellos tienen serios problemas para convertirse en una ficción, ya que la ficción, además de personaje, narrador y tiempo/espacio narrativos, ha de poseer un reglamento propio que no puede saltarse jamás si quiere erigirse en una narración cerrada, y los videojuegos son el ejemplo máximo de hacerse trampas al solitario en su propio reglamento. Los videojuegos son un parque de atracciones, ya sea de acción o de horror o de aventura sin límites, pero la ficción es precisamente lo opuesto a un parque de atracciones: es un espectáculo no lúdico sino filosófico, un universo en el que los personajes han de estar vivos y funcionar por sí mismos, no al albedrío de un jugador determinado.
Todo esto, y algo más, será lo que defienda en el debate… pero es posible que sea más difícil decirlo que escribirlo…
2 respuestas a “Los videojuegos no pueden ser ficción”
Creo que en este caso va a ir en función de lo que entendamos por ficción o de lo que, según nuestro canon particular, se denomine como tal. Puesto que yo no me considero con bagaje suficiente como para tener un canon propio aún, si me ciño a lo estrictamente oficial sobre el término, se señala que es:
– Invención, cosa fingida.
– Clase de obras literarias o cinematográficas, generalmente narrativas, que tratan de sucesos y personajes imaginarios.
En ambos casos me sigue encajando el concepto del videojuego, aunque, claro, no de todos los videojuegos. Como en el cine y en la literatura, no todo es igual. Del mismo modo que no comparamos la última película de Thor (bastante mala, por cierto), con Dune, Terminator o El Imperio Contraataca (por no salirme del círculo comercial). En el videojuego pasa igual, y no creo que debamos comparar un Assassin’s Creed con un Shadow of the Colossus, un Dark Souls, un Nier Autómata (por citar el juego que has elegido como portada), un Monkey Island 2 o un RDR2, por ejemplo. Sin embargo, creo que en el momento en el que, incluso bajo tu concepción de ficción, tenemos ejemplos de videojuegos que sí entrarían, aunque sea por los pelos, no podemos señalar que (todos) los videojuegos no pueden ser ficción.
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Claro, habría que definir antes lo que es ficción o en qué marco estamos.
Algunos juegos sí estarían más cerca de ese concepto, por supuesto, pero me gusta eso que dices de que no todo es igual. Al menos en eso estamos de acuerdo en este caso.
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